Punto de Fisión

Aguirre marca ACME

Ya advirtió Adam Smith que el liberalismo bien entendido empieza por uno mismo. Es una cita falsa, como tantas otras de las que presume Esperanza Aguirre, empezando por esa célebre que nunca dijo Voltaire, sólo que en el caso de la lideresa la cita de Smith resulta más bien verdadera. Nadie ha sido más liberal con el dinero público que esta buena mujer, de la que acabamos de saber que, durante su etapa de presidenta de la Comunidad de Madrid, en sólo 3 años despilfarró 220 millones de euros únicamente en publicidad. Hablo de despilfarro puesto que ninguna agencia ni campaña de marketing puede igualar su infatigable capacidad para acaparar portadas hasta cuando saca dinero de un cajero en la Gran Vía. El único anuncio que estuvo a su altura fue aquel de Telemadrid en 2007 que decoró la capital con el lema "Telemadrid, espejo de lo que somos" y donde se coló un inquietante mensaje subliminal: "Espe jode lo que somos".

A fuerza de mala suerte, entre la interminable marea de podredumbre que va empantanando la actualidad día tras día, Esperanza Aguirre se está convirtiendo en el caso aislado más gordo del PP. Tan aislado que va a ser la única que no se enteraba de nada, con tantos consejeros que se lo llevaban crudo y tantos asesores que se lo llevaban cocido, Alberto López Viejo, que se lo llevaba atado, y Francisco Granados, que se lo llevaba puesto. Ella estaba en medio de todo ese lodazal cual síntesis darwiniana de los tres monos del budismo: no veas el mal, no oigas el mal, no digas el mal. Tanta mierda a un paso de su despacho y Aguirre ni la olía.

Elisa de la Nuez, abogada del Estado y asesora de Ciudadanos, ha declarado que la Fundación Arpegio, promovida por Aguirre y Granados, era un chiringuito privado que repartió liberal y descontroladamente diez millones de dinero público a dedo. Entre los amiguetes salpicados por este chorreo de generosidad se encuentran los del conseguidor David Marjaliza, el imputado por Segovia Pedro Gómez de la Serna, el equipo español de la Copa Davis y el escritor Mario Vargas Llosa. El grupo Intereconomía recibió 174.000 euros con el fin de realizar un programa denominado "Madrid solidario", siguiendo el muy particular concepto de solidaridad enunciado por Mariano, según el cual siempre  resulta mejor ser solidario a cambio de algo.

Una vez más la historia constata que, desde los remotos tiempos de Tamayo, todo el que se acerca a Aguirre acaba con el hocico chamuscado, lo mismo que el Coyote cuando accionaba explosivos marca ACME. A Ignacio González le explotó el cargo debajo de la silla de presidente por unas escuchas marca ACME, a Beltrán Gutiérrez le descubrieron unas tarjetas marca ACME y a Francisco Granados le descubrieron bajo las gafas un consejero marca ACME. Aguirre nos fascina por los mismos motivos que el Coyote, porque no ceja en su empeño de atrapar al Correcaminos y porque siempre sale indemne de cualquier batacazo. Lo mismo que el Coyote, Aguirre lleva años cayendo por un precipicio mientras el público espera que se estampe con un delicado aro de humo. Pero el estampado no llega. Debe de tratarse de un precipicio marca ACME.

 

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