Punto de Fisión

Ciudadanos en rebajas

Albert Rivera ha celebrado la efeméride del 18 de julio dejándole en bandeja al PP la presidencia del Congreso. Ha sido un acto de lo más simbólico y lo ha sido porque ningún político en activo tiene un dominio tan exacto de los tiempos verbales como el líder de Ciudadanos. Dijo que jamás apoyaría a Mariano Rajoy y justo diez días después dijo que él nunca había dicho eso. No es la primera vez ni la segunda que se retrata a la vez que se retracta. Cuando Jordi Évole le preguntó si condenaría el régimen franquista, Rivera dio otro ejemplo maestro del uso del condicional: "Si tuviera que hacerlo, lo haría".

Afortunadamente no ha tenido que hacerlo, porque en septiembre de 2013 se acogió a una resolución parlamentaria que condenaba los regímenes "fascistas y totalitarios", así en general, aunque le hubiera gustado que la resolución fuese menos específica aun y hablase también de regímenes terrícolas y extraterrestres. Básicamente para la derecha española el régimen de Franco consistió en una dieta de cuatro décadas en el que todo el país adelgazó, excepto Franco y sus correligionarios. Rivera es un hombre de principios al estilo de José Luis Torrente, quien lo declaraba solemnemente sentado en el taburete de un bar: "Yo soy un hombre de principios". Luego alzaba el culo, soltaba un pedo y exclamaba: "Y ahí está el final. Pélalo tú, que tienes uñas".

El mascarón de proa del Ibex fue muy crítico con Pablo Iglesias cuando, en su intento de negociación con Pdr Snchz, empezó a regatear ministerios como si la política española fuese un mercado turco. Siempre consecuente consigo mismo, Rivera ha iniciado las negociaciones por la Mesa del Congreso, es decir, por abajo en lugar de por arriba. Le repugnaba mucho que hablaran de sillones: él prefiere hablar de culos. Para celebrar una boda lo primero es calcular los invitados, avisar al cura, repartir los regalos, encargar el menú y reservar la sala de fiestas. Luego ya se verá quién es el novio, quién la novia y quién el cura.

Que este reparto de la tarta haya tenido lugar durante el 80 aniversario del 18 de julio de 1936 resulta cuando menos significativo. Es la época de las rebajas de verano y Ciudadanos está en rebajas morales e ideológicas desde el día que se fundó. El pasado jueves, Cristina Cifuentes impidió que la Asamblea de Madrid aprobara una declaración institucional de condena al golpe de estado militar el 18 de julio, porque la Asamblea de Madrid no está hecha para estas cosas. Ciudadanos, prudentemente, se abstuvo de intervenir por los mismos principios antes mencionados. Ya se sabe que a la gente de derechas no le gusta recordar el pasado, ellos prefieren revivirlo en directo y para eso cuentan con instituciones como la Fundación Francisco Franco, la cual ayer mismo celebraba el inicio de la mayor matanza de españoles poco españoles con el caluroso lema "80 años de legitimidad". Parece que son de los pocos que se han enterado.

 

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