Desde lejos

Yo también

Me senté a hacer este artículo pensando en escribir sobre el alcalde de El Ejido, Juan Enciso, que acaba de volver al frente del ayuntamiento tras pagar 300.000 euros de fianza. El tipo llevaba ocho meses en prisión preventiva acusado de malversar 150 millones, pero eso no le ha impedido verse aclamado por un grupo de seguidores a la puerta de la cárcel y, lo peor, volver a sentarse en su poltrona con todas sus prebendas. Me parecía un asunto tan vergonzoso, que quería escandalizarme un poco en compañía de ustedes.

El caso es que, en el momento de empezar, me pillé a mí misma mirando el reloj: la una. Faltan tres horas, pensé. Y de inmediato me di cuenta de que yo también estoy pillada. Y eso que no me interesa el fútbol. Pero es imposible librarse de la excitación. No hay manera de ver la tele, oír la radio, leer la prensa o hablar con los amigos sin que aparezca el tema del Mundial. No existe nada más importante. De hecho, toda esa presión ha conseguido convencerme para que esta tarde me siente a ver el partido.
¿Qué quieren que les diga? Divertirse está muy bien. Suelo apuntarme a cualquier posibilidad de fiesta y esta es sin duda una de ellas. Que nuestra selección gane algunos partidos –y mucho más si triunfa del todo– me parece una buena excusa para juntarme con los amigos y hacernos unas risas. Ahora bien, no dejo de ser consciente de que esto no es más que un juego. Si ganamos el Mundial, la situación económica y política no se arreglará por arte de magia. Y si lo perdemos, no será el fin del mundo. Sólo es un asunto de diversión, por mucho que nos quedemos roncos gritando.

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