Desenredando

Pon una negra en tu mesa

Pon una negra en tu mesa

Pon una negra en tu mesa. Menudo eslogan, ¿verdad? Sí, desde luego; pero para que sepas por dónde van los tiros, quédate, que te voy a contar, porque  voy a hablar  del utilitarismo que se hace de las mujeres negras en los espacios feministas blancos hegemónicos.

Los antecedentes

Déjame que te cuente una anécdota que ilustra bastante bien el utilitarismo que se esconde tras el fenómeno utilitarista «Pon una negra en tu mesa» y luego, si eso, ya sacamos conclusiones.

Madrid, 4 de marzo de 2018. El programa A vivir Madrid retransmitía un programa especial en directo desde el Teatro Lara con motivo del 8M y la huelga feminista. Puedes escuchar el programa desde aquí. El programa estaba pensado como una tertulia con unas invitadas que estarían en el escenario, y con invitadas en la fila cero, que no subirían al escenario, pero que también intervendrían.

Una compañera (la llamaremos Invitada en adelante) a la que tengo muchísimo cariño me llamó porque ella estaba invitada y sugirió a la dirección del programa que me invitasen. Me comentó que les había dado mi número de teléfono, ya que ella sabía que ese fin de semana yo estaba allí dando una conferencia en Madrid. Acepté.

Me llaman del programa y me dicen que les parece muy interesante mi activismo. Me remarcan que, sobre todo, se hará necesario sintetizar las intervenciones, ya que somos muchas y el tiempo es escaso.

Cuando llega el día  y llega el turno de mi intervención, la conductora del programa me saluda, me presenta y me invita a hablar sobre lo que hago: activismo estético. Decido responder de forma breve y concisa, teniendo  muy en mente lo de la escasez de tiempo. Así que resumí en cosa de medio minuto lo que hago, que da para mucho más, evidentemente.

"Desirée está aquí porque Invitada nos dijo que ella tenía que venir. Invitada, cuéntanos: ¿cómo conociste a Desirée y por qué es importante lo que ella hace?"

Y ahí terminó mi intervención. La atención se centró en Invitada y yo ya no pude decir nada más, a pesar de pedir la palabra con la mano levantada todo el tiempo durante el que dieron paso a las intervenciones del público.

Este es un ejemplo de utilitarismo.

¿Por qué sucede?

Según ese fenómeno, da la sensación de que en algunos espacios feministas, o cuando se habla de mujeres, hay que meter con calzador a una mujer negra. Pero solo para no perder el pin de interseccionalidad. Eso cuando estamos. Porque muchas veces no estamos ni se nos espera.

Pon una negra en tu mesa. Así nadie dirá que te has olvidado de ellas. Ponla. Pero que no habla apenas. O, si está, justifiquemos por qué está: porque otra mujer blanca (que sí tiene credibilidad) dijo que debía estar; no por los méritos propios, ni por sus conocimientos ni por lo que puedan aportar.

Pon una negra en tu mesa, pero...

Pon una negra en tu mesa, pero si la vas a poner, establece primero una relación real con ella. Una relación de verdad, una relación genuina. Preocúpate por conocerla y saber lo que hace. Traba una relación que dure en el tiempo con ella. Entonces, cuando exista esa relación de confianza, invítala a tu mesa, pero en condiciones de igualdad.

Porque si lo que haces es tirar de la primera mujer negra que te viene a la cabeza —y cuando digo la primera, estoy siendo literal— para cubrir el cupo de diversidad chachi en tu jornada, la estás cagando.

Las mujeres negras no somos todólogas. Por lo tanto, antes de invitar a cualquier mujer negra, sería conveniente informarse de si esa mujer a la se quiere invitar es experta y puede aportar en la temática del acto que has organizado. De hecho, creo que en otra circunstancia, y si no se tratase de mujeres negras, nadie invitaría a una ponencia o un coloquio a alguien que no pudiera aportar.

En caso de que solo conozcas a una mujer negra y no tengas la certeza de que sea la adecuada para asistir a ese evento, pregúntale. Si de algo puedo presumir como mujer afrodescendiente es de que las mujeres de nuestra comunidad estamos bastante bien conectadas las unas con las otras. Y si esa mujer a la que contactas no es la mujer que tiene que estar sentada a tu mesa, te pondrá en contacto con alguna otra que sí puede estar.

Si invitas a una mujer afrodescediente a tu evento que no sea solo por quedar bien, por no perder el pin y ser chachi. Porque si lo haces así instrumentalizas a un colectivo, y queda claro que no se trata de eso. Porque además está mal.

Así que cuenta con mujeres negras en tus espacios, pero que sean las que tienen que estar porque les corresponde.

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