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La luz feminista frente a la posverdad machista

Juan Agustín Franco Martínez
Profesor universitario, Cáceres

"Lo diré con la mayor sobriedad posible: ciertas cosas que se hacen y dicen en ciertos sectores de la universidad actual, donde florecen literalmente la incultura y la charlatanería, me quitan el hipo. Y no soy el único que lo piensa".

Normand Baillargeon. Curso de autodefensa intelectual. [1]

La sucia retórica universitaria –impulsora sibilina y subrepticia de machismo– sobre el emprendimiento puede resumirse en una sencilla fábula que hasta un párvulo entendería.

Esta es la fábula de la amistad entre una oveja y un cerdo. Esta es la fábula en la que un cerdo y una oveja jugaban al juego de adivinar palabras.

Un día andaban por el bosque un cerdo y una oveja. La oveja harta del mal olor y de llevar su pelaje manchado del barro de su amigo el cerdo le propuso un juego: un rosco de palabras, si acertaba todas ganaría un baño en la laguna más grande de aquellos parajes agrestes.

El cerdo que era muy inteligente y propietario de una tienda de jabones accedió a jugar, aunque no tenía intención de bañarse, prefería recomendar a su amiga que le comprase unos jabones en su tienda y que se lavase ella misma (desprendería una fragancia erótica irresistible) y que si no lo hacía sería porque ella era una holgazana. Además de promocionar así por toda la jungla su marca y su responsabilidad social corporativa. Era un cerdo emprendedor muy inteligente.

Venga, dijo la oveja, empieza el juego, no pienses mucho que el tiempo corre. Tiempo.

M: Con la eme. Varón que sentencia hondo y lirondo: "No soy machista, pero..." Y el cerdo respondió: Moderno. La bocina tronó ante tremendo fallo: ¡Weeeeh! ¡Nooo!, la palabra que buscábamos es ‘malandrín’.

F: Con la efe. Relativo a las mujeres que odian a los hombres. Y respondió: Feminista. ¡Weeeeh! ¡Nooo!, la respuesta correcta es ‘ficción’, ‘fantasía’.

N: Con la ene. Corriente feminista que promueve el odio a los hombres. Y respondió: Nazismo. ¡Weeeeh! ¡Noooo!, la alocución que buscábamos es "No insistas, no existe tal fantasmagoría".

El cerdo enfadado dijo: A este juego no quiero jugar, siempre pierdo. Ahora yo, a ver si aciertas mis preguntas, venga, valiente... Y para que veas que te doy ventaja, tienes todo el tiempo del mundo, piensa todo lo que quieras. Tiempo.

O: Con la o. Dícese de la persona que se atreve a reconocer que sabe la respuesta a preguntas trascendentes como las siguientes: "¿Blanco y en botella? ¿Una más una?" Y la oveja respondió: Observadora. ¡Weeeeh! Noooo, la respuesta es ‘omnisciente’.

C: Con la ce. Dícese de la persona que cuida a quien no sabe o no puede. Y respondió: Cuidadora. Y la bocina sonó: ¡Weeeh! Nooo, la respuesta es ‘charlatana’.

T: Con la te. Dícese de la reflexión o pensamiento que analiza la realidad de opresión. Teoría crítica. La bocina sonó: ¡Weeeh! Nooo, la respuesta es ‘tontería cutre’.

La oveja sorprendida se acercó al oído del cerdo y le dijo que no valía hacer trampas. El cerdo replicó que no estaba de acuerdo, que no hacía trampas, que era su opinión. La oveja le seguía susurrando que hay verdades y opiniones, y que no son lo mismo. Que ‘uno más uno son dos’ es una verdad y no una opinión. Que el machismo mata y que el feminismo libera es una verdad y no una opinión

El cerdo negaba con la cabeza... Y la oveja, ya harta, se alzó enseñando sus garras..., ¡era un lobo!, y dejando caer la pelliza de lana que le cubría rugió:

Mi opinión es que no eres mi amigo sino comida para mi estómago. Y de un bocado se lo comió, sin lavar ni nada, aunque era un lobo vegetariano. De aquel festín salió abono excelente para estercolar hectáreas y hectáreas de agricultura ecológica. Aunque el pobre lobo drag estuvo indigestado algunos días.

Hay quien asegura que al cerdo no se lo comió la oveja, sino el virus zombi del machismo que hizo eco en su cabeza sucia. Otros dicen que es la fábula de la oveja que susurraba a los cerdos, del lobo drag que se comió un cerdo. La contrafábula de Caín y Abel, no porque Abel mate a Caín, sino porque Abel se salva de la ira cainita. La fábula de la oveja holgazana y el cerdo emprendedor (una versión gigante, dinosauria y anti-patriarcapitalista de la clásica fábula de la cigarra y la hormiga). Sea como fuere, podemos sacar dos moralejas.

Moraleja 1: El cerdo siempre prefiere revolcarse en el barro, aunque no querrá reconocerlo. Para hacérselo saber lo mejor es que el lobo vestido de oveja se lo susurre al oído, es más romántico... Porque el feminismo es una baza segura de pacifismo, mal que les pese a muchos.

Porque "mostrarse sensible a una amplia diversidad de posturas es, sin duda, algo completamente loable. Pero el abandono del concepto de objetividad que la precede y la controla hace temer que se adopte el peor rumbo relativista, y ello por una razón filosófica que ya Platón había anunciado perfectamente... La idea de verdad misma, entendida como algo que existe independientemente de nosotros, es un concepto regulador rigurosamente indispensable de toda actividad cognitiva". (Normand Baillargeon).

Moraleja 2: He aquí el juego para desenmascarar las palabras clave del emprendimiento, del diccionario de la posverdad machista, mentiras y gordas. Quien las acierte todas se llevará el bote acumulado: La satisfacción de escalar la Torre de Babel gracias a su don de lenguas, que no es moco de pavo. Tiempo. Porque el tiempo machista es relativo a la velocidad de la luz feminista, ¡ya es hora de congelar la era patriarcal en el museo de cera! 

Notas

[1] Baillargeon, N. 2007. Curso de autodefensa intelectual.

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