Fuego amigo

Destrozos de la onda expansiva

Resumamos. Creo que el atentado de ETA ha roto nuevamente España, pero esta vez, debido a la enorme onda expansiva, en varios trozos.

1. Los que se alegran o parecen alegrarse de que ETA haya hecho estallar una bomba, con muertos, para que el crimen sea rotundo. Exigen que no se intente ninguna negociación futura con la banda terrorista.
2. Los que se alegran o parecen alegrarse de que ETA haya hecho estallar una bomba, aunque sinceramente lamentan que haya habido víctimas. Exigen que no se intente ninguna negociación futura con la banda terrorista.
3. Los que lamentan el atentado y piden que no se intente ninguna negociación futura con la banda terrorista, que la traición de ETA no se merece una segunda oportunidad por parte de los demócratas.
4. Los que lamentan el atentado, pero argumentan que no hay otra salida que seguir intentando una negociación futura porque están convencidos de que jamás se acabará con el terrorismo por la vía policial y judicial.
5. Una Batasuna a la que le han estallado en la cara los preparativos para legalizar su partido y poder concurrir limpiamente en las próximas elecciones
6. Una parte de ETA (¿los llamamos "polis", como antes?) que cree que el atentado ha sido un disparate.
7. Otra parte de ETA (¿los llamamos "milis"?) que o bien sigue soñando con la rendición del estado de derecho ante sus hazañas bélicas, o bien padece un horror al vacío insuperable ante la perspectiva de quedarse sin trabajo y sueldo.

8. La extrema derecha, que celebra alborozada en la intimidad (como el catalán del hombrecillo insufrible) el bombazo, que piensa que cuanto peor, mejor, y acaricia el sueño de ver a un Tejero (aun tejero mucho) entrando de nuevo en el Parlamento e instaurando una dictadura por dios y por España.
9. (A cubrir por el interesado)...

Una vez que Zapatero y Rubalcaba dieron por "roto" y "liquidado" el proceso de paz, en un gesto que parece más dirigido a los dos extremos de la tabla expuesta más arriba, es decir, a la banda terrorista y al PP, vendrán días más despejados en que, recuperado el sosiego, volveremos a pensar con la cabeza y menos con el corazón. Quizá la bomba expansiva tome una forma de implosión y sirva por ensalmo para unir a todos los partidos democráticos o, soñando, soñando, convierta en democrático algún partido marginal cuya incorporación a la escena legal tan necesaria nos es a todos.

Para empezar, y por las noticias que se van desvelando de esa zona cero del terrorismo, no sólo los "polis" están en desacuerdo con la línea salvaje de los "milis" sino que la propia Batasuna, la que estaría destinada en su día a firmar el "armisticio" en nombre de la banda, se halla sumida en el desconcierto, pillada con el pie tan cambiado como el del propio gobierno. Me gustó, por cierto, el análisis del siempre lúcido y tan necesario Josu Jon Imaz (la demostración de que existe una derecha con rostro humano) sobre la incongruencia de Batasuna al dar por rotas las negociaciones de paz antes del atentado y su exigencia posterior de que el proceso debe continuar a pesar de la bomba.

¿Y cómo contesta la derecha? Pues ya lo habéis visto, la sección de víctimas del terrorismo patrocinada por el PP sale a la calle (con escaso éxito, bien es cierto) para seguir exigiendo, en ese autismo político en que viven, que se rompan unas negociaciones de las que no se habían enterado que ya estaban rotas dos días antes. A Rajoy, por su parte, siguiendo el dictado que obliga a la derecha a exhibir firmeza testicular, machismo ibérico duro, firme y valiente, el verbo "suspender" utilizado por Zapatero le ha sabido a poco, es un verbo tibio, conciliador, que deja abierto un futuro incierto.

Hasta que llegó Rubalcaba, que tiene más conchas que un galápago, y precisó que el proceso está roto, quebrado, así, rotundamente, como deben decir las cosas los camioneros de la política, hombres de palabra afilada, sin concesiones. ¿Suficiente? Pues no. Siempre hay un más difícil todavía con esta derecha. No basta con que el gobierno lo comunique ante la prensa, hay que decirlo de forma "solemne" (¿como el bobo?) en el Congreso de los Diputados.

Y cuando, al fin, se comunique solemnemente a sus señorías, ¿qué más pedirá Rajoy? ¿Cuál será ahora la coartada para seguir exhibiendo impúdicamente en la calle los muñones de las víctimas? ¿Qué hacer con toda aquella munición del precio político y la rendición del Estado, hecha añicos el mismo día de la explosión? ¿Qué disculpas nuevas se están cocinando en Génova 13 para rehuir el establecimiento de una estrategia común con el resto de los partidos democráticos?
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Meditación para hoy: Es curioso, la policía científica todavía no sabe ni qué explosivo hizo estallar ETA en Barajas, ni cuántos kilos llevaba la furgoneta, pero... si oímos a los miembros del gobierno, "rondan entre los 200 y 300 kilos", y si oímos a la oposición de la derecha, "entre 700 y 800 kilos". Parece como si a más kilos de explosivo hubiese más razones para suspender las conversaciones, o más razones para no haberlas comenzado nunca. Y luego dicen que el tamaño no importa.

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