Fuego amigo

La droga dura del poder

 

El debate político está centrado en torno a dos grandes cuestiones: cómo y cuándo elegir al sucesor de Zapatero como candidato a la presidencia del gobierno, y si deberían adelantarse las elecciones generales.

 

En cuanto a la primera cuestión, el que dé un paso al frente, llámese Rubalcaba o Chacón, dispuesto a recomponer los restos del naufragio electoral, con la tarea por delante de borrar de las listas del paro a millones de españoles, de reconstruir el entramado económico maltrecho... quien dé ese paso, digo, debe atesorar grandes dosis de pasión por el poder, esa droga dura que te empuja a consumirla aunque sientas que está acabando con tu salud.

 

A Chacón últimamente se le ha petrificado el gesto, como si fuese la viva representación del chiste de aquel a quien se le pone cara de mala leche con tan solo probarse ante el espejo el tricornio de guardia civil. Tanto tiempo bregando entre militares te militariza la mirada, te afila el mentón, te endurece el tono de voz. O quizá es que, como en las tragedias griegas, sabe que el destino le empuja a la batalla contra su voluntad.

 

Rubalcaba, acostumbrado a manejar la lengua como una navaja barbera, lleva desde el día 22 destemplado, con alguna cana de más y algún kilo de menos, rehuyendo preguntas de los periodistas, con la mirada huidiza y la voz quebrada.

 

Dos candidatos que deben ponerse a punto con urgencia, pues el adelanto de las elecciones ya no solo depende de Zapatero, porque el panorama de estrategias ha cambiado sensiblemente. Primero fue CiU quien insinuó que no descarta apoyar una moción de censura, y a continuación, como un resorte, Josu Erkoreka, del PNV, dio a entender también que, tras unos días de reflexión, su partido no desecha la idea de exigir elecciones anticipadas. Este es el recado: PP+CiU+PNV suman 170 diputados, uno más que el PSOE.

 

Quizá las formaciones nacionalistas solo estén a la espera de que el padrino Rajoy les haga una oferta de esas que no se pueden rechazar.

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Meditación para hoy:

 

En el caso de que ambos den el paso adelante, y vistos los resultados del 22M, pondrían en manos del PP una mayoría absoluta segura. Y ya sabemos, por las dos legislaturas de Aznar, cuán distinto es el talante de la derecha cuando tiene que pactar que cuando saborea las mieles del poder absoluto. Un PP con mayoría absoluta enviaría a CiU y PNV a la marginalidad en la política nacional. Así que, ¿cómo de grande tendría que ser la oferta para que ambos partidos acepten irse al ostracismo durante cuatro años?

 

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