Fuego amigo

La construcción del extremo centro político

 

El gran mérito del PP de José MaríaAznar, ese hombre, fue hacer creer a sus votantes que derecha solo hay una, un saco (con perdón) en el que caben aquellos que se dicen a sí mismos apolíticos, la forma más estúpida de ser de derechas, los que desean que la gobernación de España se rija por los principios inmorales de la religión católica, y los que contemplan la inmigración como una invasión silenciosa del suelo patrio, ladrones de puestos de trabajo.

 

Mariano Rajoy, que heredó de Aznar la tarea de mantener bajo el mismo techo a jueces franquistas, curas trabucaires, niños pijos de doble máster, caciques y padrinos mafiosos al peor estilo siciliano, tiene que tragar algún sapo todos los días, en ese gallinero de partido. Como que Francisco Camps, sobre el que recae una descomunal sospecha de corrupción y delitos de financiación ilegal, le eche un pulso y lo gane; el mismo que, tras la victoria electoral, promete sin despeinarse luchar contra la corrupción. O como que Mayor Oreja, su más genuino compadre de extrema derecha, contamine a diario el Parlamento Europeo con un discurso fascistoide y mendaz.

 

El suceso de la jornada electoral de Alfàs del Pi (Alicante), en el que la candidata del PP pretende impedir que vote una mujer noruega, inválida en silla de ruedas, muestra el pelaje moral con el que está cimentada la estructura del Partido Popular. Encierra la esencia chulesca del candidato malencarado, grosero, barriobajero, prepotente e ignorante que tanto éxito cosecha entre el PP de mi tierra, Galicia.

 

Tenía todavía impresa en la retina esta imagen del abuso de Alfàs del Pi cuando ayer los familiares de los muertos del Yak-42 me recordaban por radio y televisión que el piadoso Federico Trillo no solo no ha dimitido por la disparatada gestión de aquella catástrofe, sino que continúa como Portavoz del PP en la Comisión de Justicia del Congreso. De Justicia, ¿vais pillando?

 

Con estos sarcasmos está construido el extremo centro español que nos quiere gobernar.

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Meditación para hoy:

 

Por cierto, la energúmena de Alfàs del Pi se llama Maite Huerta, y debía de estar muy nerviosa porque en las anteriores elecciones PP y PSOE habían empatado en el municipio a siete concejales, y quizá no las tenía todas consigo para esta edición. Y era para estar con la mosca tras la oreja, porque el PP repitió con siete concejales mientras que el PSOE sacó doce.

 

Es lo que se llama justicia poética.

 

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