Modos y Modas

Blackwater, los contratistas

AGUAS HELADAS // LORENZO SILVA

Hace unos años, cuando el comienzo de la ocupación de Irak, se les llamaba "contratistas de seguridad". En teoría su misión era proteger a los funcionarios y diplomáticos norteamericanos de ataques terroristas. Ahora sabemos que los empleados de la empresa Blackwater, mercenarios armados hasta los dientes, actuaron como un verdadero ejército privado, y que en su desempeño cometieron crímenes de guerra que no juzgará ningún tribunal iraquí, norteamericano ni internacional.

Uno se acuerda del pobre Milosevic en La Haya y su figura adquiere el perfil inconfundible del pardillo. Estos tipos que abatieron una y otra vez civiles inermes (y algún militar español puede dar fe de ello) van a salir de rositas, porque así debe de estipularlo su contrato.

Es lo que tiene privatizar la guerra. Por mucho que a algunos les repateen los militares, hay una ventaja en ponerle un fusil en las manos a gente que cree en cosas trasnochadas como el honor y la disciplina. Llegado el caso de hacer una barbaridad, puede que pierda un segundo en pensársela, debilidad que no tienen estos impunes soldados por la pasta.

Todos los tratados tan trabajosamente concluidos en el siglo XX para frenar la barbarie han quedado devaluados en poco más de un lustro de siglo XXI. Bienvenidos al pavoroso mundo de los contratistas, sin más ley que el dinero y la conveniencia de quien arrienda sus servicios.

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