Modos y Modas

Correrías

¿VENTANA O PASILLO?// ISABEL REPISO

Un hombre rechoncho, con naúticos y la cabeza pelada, pasea todas las mañanas por el parque. En mi cabeza es Ruiz Zafón pero vete a saber. Soy miope y voy corriendo, con lo que las posibilidades de hacerle una entrevista son mínimas. Le pierdo de vista. Aún no he llegado a la neurosis de renunciar a mi itinerario por una exclusiva. Al menos, no con él. Si fuera la Nothomb me lo pensaría aunque no me la imagino con naúticos. Pero digámonos la verdad: lo que me pasa con la gente que admiro es que me bloqueo, así que tampoco.

 
Cruzo la fuente de piedra; ya he recorrido un tercio del recorrido. Oh, no ¡la patinadora suicida! Ayer casi me lleva por delante. Menos mal que tuve cintura para hacer una finta en el último momento. Nunca entenderé a la gente que se pone a aprender cuesta abajo; creía que sólo pasaba en las comedias románticas, esas de chica-conoce-chico-de-manera-absurda. Ya me llego por la zona de obras. Si creías que en el parque te ibas a librar, eres una ingenua. Afortunadamente no lo soy. Como el ochenta por ciento de las veces que paso por un socavón, el obrero de turno me espeta algo con cariño. El cien por cien de las veces tiene que ver con mi culo, por lo que prefiero subir el volumen del MP3. Si no, mi vanidad crecerá cual levadura al horno. Cuestión de rubor no es, porque roja ya voy. Pero no hay modo de escapar y mis auriculares me regalan dos desgarradores sei bellissimaaa! Será el precio a pagar por tanto sacrificio. 

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