Persona, animal o cosa

LAS NUEVAS BARBIES- ¿Sueño o pesadilla?

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En
la Gran Feria del Juguete de Nueva York, se han presentado los dos nuevos modelos de Barbie con los que celebra que sigue siendo la muñeca más vendida del mundo. Las dos profesiones escogidas por votación popular han sido ingeniera informática y reportera de televisión, superando en votos a las opciones de arquitecta, ecologista, cirujana y decoradora.

La ingeniera lleva un flequillo que difícilmente le dejaría ver la pantalla de ningún ordenador y unos tacones poco prácticos para pasarse la mitad del tiempo agachada bajo las mesas colocando cables. Eso es lo que hacen las que se dedican a ello, según

la BBC y mi hermano –que lo es-, por mucho que el fabricante haya sido asesorado por
la Sociedad de Mujeres Ingenieras y no sé cuantitos más.   

La reportera de tv luce traje de chaqueta con falda corta rosa, los mismos taconazos, micrófono y carpeta. Vamos que de guerra no es, ni de deportes, ni de sucesos. ¿Cuál será su especialidad? 

La vicepresidenta de la compañía declaró no hace mucho: "Durante 50 años Barbie ha inspirado a las niñas a ser aquello que desean ser". Y sí pero ¿es conveniente que las niñas quieran ser cosas que no existen y no me refiero sólo a las profesiones tergiversadas? Me refiero también a esos cuerpos imposibles con cintura de avispa del tercer mundo, piernas eternas con pies deformados de fábrica para que sólo se mantengan erguidas con tacones altos, pechos que desafían a la realidad y todo muy asexuado (sin pezones, ni vulva, ni nada). No me malinterpreten. Reconozco que, cuando un niño me ha pedido un juguete concreto, se lo he regalado sin rechistar, aunque no me gustase, porque él ya había hecho una de las cosas más difíciles que hay en nuestra sociedad: saber lo que se quiere. Así que no pretendo atacar a los que hayan comprado Barbies, ni al fabricante y anunciante potencial.
La Navidad queda lejos pero, señores de Mattel, las hijas de izquierdas quieren tantas Barbies como las demás. Esto es como lo de los cuentos clásicos, que seguimos contando, en los que viene el príncipe, te hace princesa y te arregla la vida: que no es el mensaje más idóneo para la mujer del siglo XXI pero como haberlas haylas y lo bonito es soñar... Pues eso.

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