Punto y seguido

Irán: Elecciones islámicas y la última cena, con caviar, del Caudillo

Un hombre y un niño junto a las urnas electorales durante las elecciones en Irán.- REUTERS
Un hombre y un niño junto a las urnas electorales durante las elecciones en Irán.- REUTERS

¿Cómo habrían sido unas elecciones parlamentarias en el totalitarismo católico de Franco? ¡Como las de su homólogo islamista en Irán! Fue Mehdi Bazargan, el Primer Ministro de la teocracia Chiita (TCHI), estudiado en Francia (país de la OTAN, que además de mandar bebés con sus cigüeñas al mundo exporta fascistas religiosos por su Air France), quien impidió que el Ayatolá Jomeini, su compañero de viaje, llamara Hokumat-e eslami ("Estado Islámico", título de su "encíclica", publicado en 1969) a la nueva criatura nacida del secuestro de la Revolución democrática del 1978  por la Santa Alianza de Jimmy Carter-Jomeini-Valéry Giscard d'Estaing:

"Los iraníes han derrocado a la monarquía porque piden una república", le recodó Bazargan. "La república es de occidentales y comunistas", se rebeló Jomeini, que después de unos segundos de meditación, dijo: "¡Ningún problema! Será un califato islámico en la Constitución, a la semejanza del gobierno de Mahoma en Arabia del siglo VII, y se llamará República", mostrando las impresionantes dotes de manipulación de los hombres de sotana que siguen convenciendo a los más listos de que los seres imaginados por los Homo neanderthalensis realmente existen.

Luego, él mismo se convirtió en un Imán (título exclusivo para los 12 santos del chiismo, que llevó a los divertidos a iraníes apodarle "Imán 13"), designó un presidente de la "república" y un parlamento para decorar aquel tenebroso paisaje, cuyos pilares han sido los Tribunales de Inquisición, recreados a la perfección. "¿Ay que en la era de Mahoma no hubo partidos políticos, ni sindicatos, ni feministas, ni ná?", preguntó, y sin esperar una contestación, se respondió: "Pues, nosotros tampoco los necesitamos". Y cuando se asomó a la calle y se percató de que no estaba en Medina, decidió cambiar la realidad: vistió a las iraníes con el ropaje de Fátima y de la Virgen María para que el tránsito por el túnel de tiempo pareciese real, montando hogueras-lapidaciones como pedagogía del terror, mientras utilizaba la maquinaria moderna para elevar a lo más alto a los cuerpos colgados de jóvenes iraníes para que a ningún pecador se le ocurriera luego alegar que "no conocía las consecuencias". Él era el Pastor y los iraníes sus Untermensch, infrahumanos.

En esta teocracia, el Gobierno de Dios, los tres poderes no están separados (pues Dios mismo es el legislador, juez y ejecutor de sus propias órdenes); los súbditos no se dividen por las clases sociales (por lo que ha prohibido a los partidos comunista de Tudeh, Socialista, Paniranista, Frente patriótica de Mossadegh, los de las minorías nacionales, etc., al igual que sindicatos obreros y campesinos, organizaciones feministas, estudiantiles...). El Caudillo, hoy Ali Jamenei, tiene facultad de suspender el parlamento y apartar al presidente y declarar guerra.

Después de 44 años, en esta no-república de los no-ciudadanos, la TCHI ha celebrado dos comicios en un día:

  1. Los parlamentarios, todos islamistas (salvo los de las minorías religiosas "del Libro"), y con dos objetivos:
    1. Decir al mundo que su régimen, el más aislado y policial del planeta, es una democracia, y goza de legitimidad.
    2. Aprobar las propuestas de Ali Jameneí y los Guardianes Islámicos.
  2. Los del Consejo de Guardián de la Constitución, cuya función es ajustar las leyes aprobadas por el parlamento a la Sharia y las conveniencias de la TCHI, así como designar un sucesor (un varón- clérigo-chiita, pues la Constitución excluye a las mujeres, para el Caudillo enfermo y de 85 años. Pero hasta este órgano de mulas pasados por decenas de filtros es decorativo para el puñado de militares y Jamenei, que controlan la totalidad del poder: Según uno de sus integrantes ayatolá Musavi Jazaeri, el sucesor ya está elegido (por el propio Líder) y "no se revela su nombre para protegerle de un posible atentado", esbozó. Que la aptitud de nadie a excepción de la del expresidente Hassan Rohani (2013-2021) haya sido rechazada para ser candidato, es la punta de Iceberg de la atomización del poder.
Una nueva Ley Electoral, a la medida

Aprobada en 2022, ¡y pensando a los comicios del 2024!, esta ley condiciona la candidatura para el parlamento a:

  1.  "Practicar el islam": excluyendo a los cristianos, judíos, zoroastrianos, ateos, bahaíes, e incluso los musulmanes seculares (la mayoría de los iraníes ni reza ni sabe qué día nació Mahoma). Los tres primeros grupos tendrán un representante religioso, ya que para la TCHI, al igual que en Israel, sólo existen  "comunidades religiosas" con sus derechos de la Edad Media y obligaciones de hoy, y no ciudadanos iguales ante la ley (otro país, Reino Unido, también capitalista, pero con democracia política, tiene de alcalde de su capital Londres a un musulmán de origen pakistaní).
  2. "Expresar lealtad al Caudillo": sin comentario.
  3. "Tener un título de posgrado o equivalente": No es que quieran formar un parlamento de élites, teniendo en cuenta que casi la totalidad de los mulás han estudiado sólo la escuela primaria: es para impedir la entrada de los obreros, campesinos o amas de casa.
  4. "No tener mala reputación, gozar de salud física y mental y tener entre 30 y 65 años": Excluye a todos los que no pueden llevar un certificado de "buen musulmán" de la mezquita del barrio (espacio antaño sagrado, convertido en sede de espionaje y control de los vecinos), o las personas con discapacidad, que son varios millones debido a los ocho años de la guerra con Irak, y falta de una sanidad pública. Que el propio Caudillo tenga 85 años y el brazo derecho perdido por un atentado, muestra la mirada supremacista clerical-militar de las religiones abrahámica hacia a las masas, siervos al servicio de sus objetivos no confesables.
  5. "Haber cumplido el servicio militar (obligatorio en Irán)": ¡El clérigo se ha autoexcluído del deber de "defender la patria": ellos defienden el islam!
  6. "Compromiso práctico con el sistema sagrado de la República Islámica, y no haber sido condenado por cuestiones políticas", o sea, no sólo los marxistas y los nacionalistas, entre otros, no podrán pisar el hemiciclo, tampoco podrá el amplio extracto social de "musulmanas" progresistas, muchos como la tenaz activista de los derechos civiles Narges Mohammadi, ni los federalistas, ni las feministas, tampoco los mossadequistas.

Una semana antes, el diario islámico Khabar Online, en una encuesta que fue eliminada de su sitio web un día después, situaba la tasa de participación en el 30% en todo el país; el 22% en la provincia de Teherán, y el 15% en la propia capital Teherán.

"No participar en las elecciones es oponerse la islam", amenazaron los dirigentes de la teocracia a cientos de intelectuales que invitaron a la población a boicotear lo que han llamado "una farsa".

El hecho de que las autoridades, desde hace meses, venían diciendo que habría una participación del 60%, levantó sospechas muy fundadas: en 2009, la TCHI ofreció a unos iraníes hartos de cuatro años del gobierno de un lumpén ultratalibán llamado Mahmud Ahmadineyad (favorito de Jamenei y de Netanyahu, cuya obsesión era separar las aceras entre los hombres y las mujeres) de poder elegir al menos horrible, el ex primer ministro Hossein Musavi, quien pretendía salvar al régimen de sus gestores. Y cuando este salió de las urnas, "aparecieron por milagro" unos 6 millones de papeletas en los sótanos de las mezquitas preparadas para dar un segundo mandato a Ahmadineyad (quien recibió el agradecimiento de Barak Obama por no desmontar su agenda), hoy repudiado y en ostracismo, y quien amenaza con "tirar de la manta" algún día. Entonces, millones de iraníes ocuparon las calles con el grito de "¿Raye man ku?" ("¿Dónde está mi voto?"). La primera víctima de al menos 2000 iraníes asesinados y ejecutados de aquella rebelión popular también fue una mujer: Neda Agha Soltán, estudiante universitaria de filosofía. Mousavi, desde entonces, está en arresto domiciliario. Los iraníes se adelantaron dos años a los árabes y sus primaveras antidespóticas: todos fracasaron, gracias a las injerencias directas de EEUU.

Pulso entre las facciones salafistas chiitas

 Ya sin rivales "no islamistas", y con los moderados, reformistas y tecnócratas islámicos borrados del mapa, la batalla por más poder transcurre entre los dos grupos cuya discrepancia reside en cómo salvar la teocracia del inevitable naufragio:

  1. Los salafistas del Chebhe-ye Paydari (Frente de Resistencia), encabezados por Jamenei, el presidente Ebrahim Raeisi, el Carnicero de Teherán, y los comandantes de los Guardianes Islámicos, contrarios a ceder ante las presiones internas y externas, en cuestiones como la liberalización del velo, renunciar al programa nuclear y al expansionismo chiita por la región. Temen que cualquier concesión al "enemigo" les obligue a dar más pasos atrás y perder el poder. Este sector está dominado por la secta Hochatiyeh (relativo a Mahdi o Hocht, el duodécimo y último santo, el mesías del chiismo que aparecerá el Fin de los Tiempos) cuyos miembros intentan adelantar su advenimiento provocando caos. Los ataques a las bases de EEUU en Irak y Siria o lanzar misiles a Pakistán, pueden formar parte de este objetivo. Que Jamenei llegase a afirmar que Dios habla a través de él, algo que ni Mahoma se atrevió a decir, indica cuál es el estado mental de este peligroso narcisista.
  2. Los Guardianes Islámicos convertidos en empresarios, en favor de un pacto social de "el velo voluntario a cambio de no cuestionar el corrupto totalitarismo". La facción liderada por Baqer Qalibaf, un ex Guardián Islámico presidente del parlamento. Sus enemigos han convertido en escándalo la solicitud de residencia permanente en Canadá ¡país occidental con mujeres que viven en pecado! de su hijo Eshaq. ¿Por qué no querrá vivir en el paraíso creado por los ayatolás y gente como su papá?
Desafíos imposibles de ganar

Ahora, el régimen que nació como un fascismo (cuya principal diferencia con la dictadura es que cuenta con una amplia base social) no es más que una reducida junta de militares-ayatolás, que se enfrenta a una población de 83 millones en la que:

- La mitad, mujeres, se opone al Apartheid oficial que sufren.

- Otro 50% son las minoría nacionales que exigen un estado federal: a la cabeza los baluches y los kurdos.

- Un 85% que viven en el umbral de la pobreza, según el gobierno: Islam nunca dijo que era socialista: "Dios ha dado a sus criaturas lo que ha considerado", y a los pobres, para mantenerles quietecitos, limosna. La TCHI ha destruido la clase media por completo, conduciendo a la sociedad a una polarización sin precedente. El último caso de corrupción implicaba al exministro de agricultura Javad Sadatinejad, que se ha llevado 3,4 miles de millones de dólares en las importaciones de té, y otras decenas de millones en productos de ganadería.

-A  millones de jóvenes, que chocan en dos principales aspectos con el califato, la mayoría titulados universitarios, sin empleo ni vivienda (dos requisitos para casarse, en una teocracia talibana en la que las relaciones sexuales y afectivas fuera del matrimonio se castigan con latigazos), provocando graves problemas físicos y psicológicos entre la juventud.

- A todos los adolescentes, por prohibirles cantar, bailar, vestirse como quieran, saltar de alegría: al menos 6 chavales han sido arrestados por mostrar su alegría en las redes sociales cuando la Selección Nacional de Fútbol (considerada "del régimen") perdió ante el equipo de Qatar en la copa de Asia. Diaco Behruje, uno de ellos, el 7 de febrero fue localizado en la prisión Dizelabad de Kermanshah.

Las dos únicas vías de salvación

El equipo de Jamenei cree firmemente que debe seguir la misma táctica de la TCHI desde su instalación:

  1. Buscar un mayor apoyo de EEUU. Cuenta con que a ninguna de las potencias mundiales le interesa, en estos momentos, una megacrisis en un gigante como Irán, que afectaría a la economía mundial, en recesión. El no apoyar a Hamas en su guerra con Israel y parar los ataques a las bases de EEUU en Irak y Siria, forma parte de este intento.
  2. Aumentar aún más la represión, al estilo de los años ochenta que llegó a ejecutar a decenas de miles de presos políticos, bombardeó la región kurda y exportó la crisis interna con una guerra (entonces, con Irak). Hoy confía en que la guerra en la región sea de "baja intensidad" y controlable.

Estamos ante una reorganización del poder entre los clanes de la "familia" islamista, quienes han cerrado a cal y canto todas las puertas a una salida no violenta; a una transición mínimamente democrática. Irán gesta la nueva fase de una imparable revolución democrática, laica, feminista y federal, en espera de nueva chispa que encienda el explosivo barril.

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