El repartidor de periódicos

Vascos sin derecho a democracia

Vascos sin derecho a democraciaNo sé si existirán muchos países en el mundo donde el segundo periódico nacional, en un editorial, se refiera al presidente electo de su país como "un aventurero sin escrúpulos ni formación intelectual ni cultura de partido". El Mundo nunca ha adjetivado así ni a Bolsonaro ni a Donald Trump, por poner solo dos ejemplos cruzgamados. Uno no se explica muy bien esta facilidad que tiene Pedro Sánchez para concitar los más sabrosos y salvajes insultos mediáticos.

PS llegó incluso a ser vilipendiado cruelmente por el periódico de los suyosEl País, que pidió también vía editorial su dimisión al frente del PSOE el 1 de octubre de 2016 con estas eufónicas crueldades: "Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso".

Vascos sin derecho a democraciaLos periódicos modernuquis e izquierdosos que jardineamos ahora en la red no tenemos mucha querencia por las piezas editoriales, quizá porque solemnizan demasiado. Si la solemnidad fue siempre de por sí ridícula, imaginad la risa que provocaría una solemnidad 4.0. Pero directoras y otros jefes nos ofrecen a diario sus blogs, donde no es en absoluto habitual leer escarnios y ludibrios con el enfangado jaez de los arriba citados. A veces incluso pecan de finolis ante los más abyectos estafadores y genocidas, con esa propensión al aburrimiento que padecen los buenistas.

Las últimas alegrías semánticas que se le han dedicado estos días a Pedro Sánchez son consecuencia del anuncio de EH Bildu de que pactará los presupuestos generales del Estado. Nueve años después de que ETA anunciara el cese de su actividad asesina, resulta que todavía los españoles estamos impedidos a pactar con los representantes electos y legítimos de ningún partido abertzale. O sea, que a 277.000 ciudadanos vascos los queremos ausentar de nuestra democracia. Hermosa manera de defender la unidad del país.

Estos mismos que siempre vociferan en contra de cualquier reconocimiento a los ciudadanos abertzales, son los que también cada día van pregonando a voces la concordia que puso los cimientos a nuestra sacrosanta Transición. Entonces, un criminal fascista como Manuel Fraga, implicado en varios sucesos represivos que dejaron muertos inocentes, fue aceptado como interlocutor democrático y líder del que pronto sería primer partido de la oposición, la vieja Alianza Popular.

Si seguimos aquel ejemplo, ahora toca inteligencia y seguir los mismos pasos con Arnaldo Otegi. Te guste más o te guste menos. Pero es demasiado pedir cuando el odio al catalán y al vasco no homologados patriotas españoles ha sido siempre el arma electoral más potente de nuestra derecha. ¡Otra vez se rompe España! ¡De nuevo el don Pelayo socialista se postra ante el moro! ¡En solo un rato de gobierno sociocomunista, los niños españoles se han olvidado de hablar español! Frente a esto, gente como el periodista y víctima de ETA Gorka Landaburu, nos dice en tuiter:

Vascos sin derecho a democracia

 

 

Vascos sin derecho a democracia

 

 

No es, ni mucho menos, la única víctima de ETA que defiende actitudes conciliadoras, incluso de rechazo a la manipulación política de su dolor por parte de Vox o del PP. Pero, de repente, esas víctimas también son borradas de las agendas de nuestros grandes medios papeleros, que prefieren habitar el catastrofismo y la casquería ética.

Durante décadas demandamos la normalización democrática de todo el mundo abertzale, y ahora que se ha conseguido nos empeñamos en desnormalizarla por capricho, por interés, por un titular, por un voto vengativo y por un eslogan. La derecha quiere sumir a la opinión pública en un bucle de repetitivos torbellinos apocalípticos cada vez que no gobierna: hoy toca la ETA, mañana el aborto, pasado Navarra, el viernes Maduro, una nueva entrega fantasiosa de la perfidia de Pablo Iglesias y volvemos al principio, como un ratón en una rueda. Yo no sé cuánto les durará la estrategia, pero empieza a ser tediosa. Por lo menos para mí y, creo que también, para mucha gente como Gorka Landaburu.

Más Noticias