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Presupuesto

Las Dionisias eran unos festivales populares en la Grecia antigua, el más importante de los cuales tenía lugar en Atenas en primavera. Consistían en una semana de banquetes, concursos ditirámbicos, presentación de poetas y dramaturgos y la representación, durante varios días, de piezas de teatro. Cada poeta debía presentar una trilogía trágica y una obra satírica. En cartel: Sófocles, Eurípides, Aristófanes y gente de ese nivel.
Había procesiones de todo tipo, también obscenas o, por lo menos, fálicas, en las que desfilaban falos gigantes, uno por cada uno de los 200 países del imperio –que, además del falo, debía contribuir con una vaca.

El despliegue era fastuoso y la población participaba con gran entusiasmo.
Las Dionisias no eran las únicas manifestaciones culturales en Atenas. Las había de otras índoles que se celebraban en distintas épocas con contenidos novedosos, siempre multitudinarias. Y muchas otras fuera de Atenas, por toda Grecia.

Al parecer no salían gratis. Eran acontecimientos costosos a los que, sin dudas, contribuían las arcas del Estado. Según estudios recientes, los atenienses dedicaban a estas fiestas esencialmente teatrales sumas muy importantes. Se calcula hoy que sólo la Dionisia de Atenas representaba el 5% del presupuesto de la defensa.
Es verdad que una flecha o una espada cuesta bastante menos que un tanque, pero es interesante hacer la comparación. En España, el presupuesto actual de Defensa ronda los 7.500 millones de euros, cuyo 5% vendría a ser alrededor de 380 millones. Es verdad que el presupuesto de todo el Ministerio de Cultura y las actividades culturales que de él derivan rondan los 850 millones. Pero también en Grecia el gasto en cultura era muy superior al de la gran Dionisia de Atenas, aunque no dispongamos de cifras adecuadas por ahora. ¿Qué sería hoy en España el equivalente de la Dionisia de Atenas? Digamos, por ejemplo, el Festival de Primavera de Madrid. ¿Cuál es su presupuesto? En torno a los 3 millones, más de cien veces menos que la Dionisia de Atenas.

Imaginar un Festival de Primavera de Madrid con un presupuesto de 380 millones da vértigo. Pero se presta a reflexión. En los veinticinco siglos que nos separan de la antigua Atenas, una de dos: o los gastos de defensa se han disparado, o el valor otorgado a la cultura se ha desmoronado.

Personalmente creo que las dos hipótesis son válidas, pero mucho más me gustaría que la defensa nos costara mucho menos y la cultura mucho más. Saldríamos ganando.

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