Traducción inversa

"Egunkaria" y el lechero

Dijo Winston Churchill: "La democracia es el sistema político en el cual, cuando alguien llama a tu puerta a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero." En el año 2003, sin embargo, el juez Juan del Olmo envió a  alguien a la puerta de Egunkaria y no era precisamente el lechero, sino un guardia civil con muy malas pulgas. Da la casualidad de que este periódico era el único que se escribía integramente en euskera. Del Olmo lo intervino con la acusación de  ser instrumento de ETA. Sin embargo, siete años después, ha comenzado el juicio contra los directivos del diario y el fiscal ha tenido que solicitar el archivo del caso. ¿El motivo? Uno muy simple: después de analizar con lupa  la historia del rotativo, no se apreció en ningún artículo la más mínima apología del terrorismo.

  ETA, qué duda cabe, ha hecho estragos a lo largo de sus más de cuarenta años de existencia. Ha asesinado inocentes sin piedad y ha causado mucho dolor. Indirectamente, además, ha creado en ciertos sectores de la derecha española un curioso síndrome, del que le será difícil desembarazarse cuando las pistolas callen definitivamente. Para ellos la sola existencia del terrorismo ha supuesto la excusa perfecta para retomar el nacionalismo español con ribetes fascistas que su generalísimo convirtió en ideología oficial bajo la extraordinaria placidez de su régimen. Son los que mantienen ahora la acusación sin pruebas contra Egunkaria y los que lanzan sospechas desesperadas desde sus medios afines. Son los que  vagan solos en la madrugada, ebrios de sí mismos, porque no entienden la democracia sin muy mala leche.

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