La trama mediática

¿Estado policial?

A falta de canción del verano, tenemos latiguillo canicular: Estado policial. En tiempos se denunciaba con vaqueros, camiseta raída y, a veces, un ojo amoratado a modo de prueba. En la versión resucitada por María Dolores Cospedal, los que acusan van de sport o boutique, y lanzan sus proclamas a través de los medios que lee o escucha la gente de orden. Así, uno se puede encontrar en El Mundo un editorial titulado "Unas detenciones propias del peor Estado policial", en alusión al pintoresco arresto de varios de los que presuntamente fueron pillados con el último carrito del helado balear.

Tras seis párrafos en los que se trata de convencer al lector de que el delito no iba más allá de llevarse un paquete de folios y una caja de clips, el editorialista se da la razón a sí mismo y pone tarea a todo quisque: "Dado que, aquí sí, se constata el funcionamiento de un 'Estado policial' y su uso partidista, Rajoy debería interrumpir sus vacaciones y ponerse a la cabeza de la denuncia. Los hechos son tan graves que tanto el fiscal general como el ministro del Interior deberían comparecer ante la Diputación Permanente del Congreso". Oído, cocina.

El imitador de FJL

En La Mañana de COPE, ya huérfana de Jiménez Losantos, su sustítuto, Alfonso Merlos, también parecía molesto porque a los detenidos no les hubiera recogido un coche tirado por media docena de caballos jerezanos: "Cuando la Justicia tiene delante a terroristas, no procede de la misma manera que cuando tiene delante a cargos públicos del PP. A estos se les agarra de la solapa, se les coge de la pechera, y si se ponen un poco tontos, se les lleva con los pies a medio metro a la comisaría de turno. A los terroristas, no", clamaba el imitador de Federico. Unos minutos después, en el mismo espacio episcopal, José García Domínguez borraba de un plumazo todo el franquismo al afirmar, con un par, que "El Estado policial llegó aquí después de la Constitución".

Tras esa exhibición impúdica de desmemoria voluntaria, y ya en tiempo de descuento, dejamos que el maestro del género, Pío Moa, ponga a prueba desde Libertad Digital nuestra capacidad de indignación al justificar de este modo el fusilamiento sumarísimo en 1939 de las mujeres conocidas como Trece Rosas: "Se trataba de un grupo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), en realidad comunistas, y precisamente el sector más fanático y stalinista del PCE, que había intervenido en multitud de asesinatos".

Más Noticias