La trama mediática

Como si Dios no existiera

A falta de otras alegrías, la nueva COPE descafeinada -o sea desfederiquizada- ha brindado generosamente con vino de consagrar por los dos abnegados personajes nacidos en la piel de toro que, Ratzinger mediante, han entrado en ese Guiness de la ejemplaridad llamado Santoral. Llevado por el entusiasmo, un editorialista de la cadena episcopal proclamaba sobre la pareja canonizada: "Ambos ofrecen respuestas creíbles, cercanas y exhaustivas para un mundo en crisis que a menudo se empeña en vivir como si Dios no existiera". No me digan que tengo que explicarles el chiste. ¿Qué hay de los que se empeñan en vivir como si Dios sí existiera? La sutil diferencia entre la viga y la paja según el ojo en que estén.

Nervios en Moncloa y Ferraz

La Razón, que también aplaudió con las orejas el doblete obtenido por los atletas patrios de la santidad, ha empezado a emplearse a fondo para calentar la manifestación del próximo sábado. En su sección El submarino, un anónimo que copia las estrategias de Mourinho de tocar las narices al contrario escribe: "Están muy nerviosos. Tanto en Moncloa como en Ferraz. La macromanifestación del sábado próximo en Madrid contra la Ley del Aborto gana adhesiones cada día y supondrá una auténtica contestación del pueblo español contra esa polémica ley. Desde Ferraz han iniciado los contactos con colectivos próximos para organizar 'algo'. Llevan varias reuniones y parecen haber dado ya con la idea. Creen que sorprenderán". ¿Un concierto de Juanes en la plaza de Colón? ¿Una edición capitalina del festival rojo de Rodiezmo? ¿Un concurso de imitadores de Ric Costa? Ardemos en deseos de saberlo.

Sobre el Nobel de la Paz express para Obama lo habrán leído todo, y muy bien argumentado, en general. Me permito, sin embargo, ampliar su colección de recortes con lo escrito al respecto por César Vidal. "Me dio la noticia un amigo mientras me encontraba empleado en desenredar las sutilezas de un texto griego de hace veinte siglos", nos atiza de saque el pedante polígrafo. Luego se centra y, según su costumbre, dice por boca de uno de sus camaradas lo que opina él: "Apenas diez minutos después, era yo el que le comunicaba el acontecimiento a otro amigo, antiguo miembro de las Fuerzas especiales de una potencia de primer orden. Tras lanzar una carcajada amarga, me espetó: Y ¿por qué? Por ser negro. A saber lo que le hubieran dado si hubiera sido además mujer". Que le den a él el de Veterinaria.

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