La trama mediática

Aznar, ese hombre

Al contacto con las manos, los ejemplares de La Razón de ayer dejaban escapar las notas del pasodoble Marcial con la letra levemente adaptada. "Aznar, eres el más grandeeee...", atronaba el diario de Planeta, que mostraba en su primera una fotografía XXL del glorificado con cara de úlcera y las manos extendidas en paralelo en un gesto de marioneta de cachiporra. A la derecha de la imagen, un titular compuesto sólo en mayúsculas revelaba al universo la fórmula de la gaseosa: "Aznar aconseja: un partido, un proyecto y, si es posible, un líder". ¡Guau! ¡Qué profundo!

Esas palabras llamadas a cambiar el curso de la Historia fueron pronunciadas en Barcelona en un besapiés organizado por el Círculo Ecuestre -no hagan bromas, que los conozco- y por el propio periódico. Como la instantánea y la revelación de la portada se quedaban cortas para glosar a la luminaria de Oriente y Occidente, la ofrenda se completaba con un editorial titulado "Un referente imprescindible". Les escojo una fragmento al azar: "Las posiciones de Aznar tienen el valor añadido de una trayectoria política en el Gobierno y la oposición marcada por la honestidad, la transparencia y la capacidad. Es incuestionable la autoridad moral y política de un presidente que recogió una España marcada por la corrupción del felipismo y supo darle la vuelta como un calcetín". No sé ustedes, pero yo me he imaginado el calcetín reversible con tomate y todo.

Rajoy en O.K. Corral

Cosas de la vida, a las 18.46 del jueves, mientras Superchema vendía crecepelo regeneracionista en la ciudad condal, un poco más abajo, en Valencia, Ricardo Costa recibía un email con forma de patada. Según el apologeta de Mariano Rajoy en ABC, Ignacio Camacho, al manso de Génova se le ha acabado la paciencia y por fin ha desenfundado el Colt. Él lo cuenta mejor: "El hombre tranquilo, el contemporizador sheriff de autoridad desafiada amenaza con tomarle gusto al gatillo y empezar a contar muescas en la culata. Quizá se haya dado cuenta de que iban a por él en serio y de que estaba en juego su propia supervivencia". Pónganle la musiquilla de El bueno, el feo y el malo y verán que tiene más efecto.

Lo que no les puedo decir es quién es el bueno del western. Y menos, después de haber leído a Carlos Herrera -mejor conocedor del paño que servidor- en ABC: "Es lo que tiene la derecha española, que todos tienen apariencia de buenos y luego son más malos que la quina". Lo ha dicho él, que conste.

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