La trama mediática

El fruto de la oración

No le fue tan mal al presidente orante. Si no fuera porque en su ausencia cayeron sobre Moncloa chuzos de punta en forma de un CIS deprimente, un tortazo bursátil y la declaración de país económicamente apestado, hasta podría decir Zapatero que sus rezos tuvieron efecto balsámico. Le salió bien, además, la jugada de llevarse cronistas de tronío para que lo contaran. Carlos Herrera, tan ácido siempre, era ayer ajonjolí presidencial en su columna de ABC: "A este acto de importancia notable en la agenda política y social norteamericana acudió invitado Rodríguez Zapatero, el cual desgranó un discurso laico en un ámbito religioso, exactamente tal y como se esperaba. Su papel no era el de protagonista, pero no desperdició la ocasión para loar el laicismo que le adorna desde el respeto -o esa sensación me dio- por el hecho religioso. Era una buena oportunidad y la aprovechó bien".

No iba a ser menos agradecido Pedro Jota, aunque no fuera él en persona, sino el editorialista de El Mundo quien hiciera la glosa zapaterense. Muy elogiosa, como van a ver: "Hay que valorar positivamente la presencia y las palabras de Zapatero en ese púlpito. En los momentos más complicados desde que llegó al poder, el presidente español sorprendió con un discurso laico en el que brilló lo mejor de sí mismo". Hacía muchas lunas que el jefe del Gobierno no recibía un trato así en ese periódico.

 

En castellano

 

Incluso alguno de los no invitados al happening espiritual celebraron algo que, por otra parte, venía de fábrica en la condicion monolingüe del orador. José Antonio Vera, desde La Razón, era uno de los que lanzaban sus olés por la lengua utilizada en el discurso: "Me pareció de diez que hablara en español. Los americanos cuando vienen por aquí siempre se expresan en inglés. El nuevo embajador de Estados Unidos en España sólo habla inglés. No veo por qué nosotros tenemos que hacer algo diferente".

Pero no crean que todo fueron loas. Desde Cope, Juan Manuel de Prada comparó a Zapatero con el Maligno en persona. Y ofrecía pruebas contundentes: "En efecto, el demonio es un magnífico conocedor de la Biblia, aunque su conocimiento lo emplee para invertir el sentido de sus palabras. También a Zapatero, en sus artimañas seductoras, le gusta citar la Biblia, invirtiendo su sentido. Está demostrado que en ningún sitio se halla tan a gusto quien niega a Dios como allí donde puede tomar el nombre de Dios en vano". Ya ven.

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