La trama mediática

Virutas de aborto

Gastaron todos los cohetes en las vísperas y cuando ha llegado el día del patrón apenas les quedaban cuatro petardos en la buchaca. A algunos, como ABC, ni eso. Dos días después de la aprobación definitiva de la Ley del Aborto, esa que iba a hacer que se abrieran cielos y mares, cero editoriales y cero columnas. Imagínense el vacío entre comillas. Es todo lo que les puedo transcribir. Y de La Razón, poco más. Apenas un editorial titulado "Los colaboradores necesarios de la Ley del Aborto", que gastaba su magra carne en una primera línea de compromiso: "Antes del verano, España se habrá convertido en una especie de paraíso del aborto".

Rascando, rascando, también puedo ofrecerles unas gotas de bilis de Alfonso Ussía, aunque cualquier catador avezado notará que las uvas de la ira han sido pisadas con más oficio -de algo hay que escribir- que convicción. Prueben: "No termino de entender que el asesinato de doscientos mil niños indefensos al año sea beneficioso para nuestra salud. Es posible que el senador socialista Lerchundi, propietario de algún establecimiento abortista, pueda ofrecernos la luz para comprender tan nebulosa observación pajinera".

Licencia para matar hijos

Tan falto de recursos andaba el periódico de la mancheta azul y blanca, que su titular de apertura era prestado: "La Iglesia pide movilizarse contra la licencia para matar hijos". Tiene su punch, sí, pero el copyright es del prelado Martínez Camino. El editorialista de Cope lo utilizó también para encabezar una pieza que refritaba con escasa gracia las palabras del portavoz de los obispos españoles, sin olvidar el párrafo exculpatorio a quien pecará de rúbrica: "Monseñor Martínez Camino precisó además que merece una consideración diferente que el Rey firme la ley a que se vote a favor de ella". Claro, claro.

¿Y los guardianes de las esencias de la emisora episcopal? Igual que el resto, tiraron de repertorio. Juan Manuel De Prada nos regaló por vigésima vez su milonga de la cachondina infanto-juvenil: "Se trata, en definitiva, de una vasta operación de ingeniería social que convertirá las escuelas en corruptorios oficiales donde se banalicen los afectos y se incite a nuestros hijos desde la misma infancia a vivir en plenitud la libertad sexual, que como bien se sabe, consiste en convertirlos en perros de Pavlov que reaccionen de forma instintiva al estímulo sexual". Escuchando eso, no sé por qué, pensé en un cura de Toledo.

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