Me temí lo peor el pasado sábado, cuando vi en un reportaje de Informe Semanal sobre la crisis de la prensa de papel al director de ABC llamando una y otra vez clientes a lo que toda la vida han sido lectores. La bravata de un general nostálgico que les reproduje en parte aquí me dio una pista del jaez de la tal clientela por la que suspira el dependiente de gomas y lavajes entintados. Y la primera página de ayer no dejaba lugar a dudas: una espectral foto de la nariz y el ojo izquierdo de Hugo Chávez surgiendo de entre las sombras hacía de mortadela para un bocadillo de titulares. "Chavez se burla de España...", decía en generosa tipografía el pan superior para que la rebanada inferior rematase el efecto amarillento: "...y el Gobierno ve que coopera".

Como guarnición se ofrecía en el interior un editorial titulado "De hinojos ante Chávez", y en su cada vez menos lograda imitación de Pedro Jota, el propio Ángel Expósito preguntaba "¿Por qué no se ha actuado antes?" Todo, al gusto exacto del consumidor de montaditos ideológicos. Pena que el sensacionalismo ramplón lleve algún que otro siglo inventado.

La Razón vende la misma mercancía

Y pena también para el vetusto diario, la feroz competencia por llevarse al huerto a ese cliente que paga y manda. En la freiduría de enfrente, La Razón, está de oferta el mismo salpicón revolucionario latinoamericano con salsa monclovita. Degusten una ración aliñada por Cristina López Schlichting: "No es de extrañar que en la manifestación convocada en Miami en memoria de Orlando Zapata la oposición cubana lanzase gritos contra España y argumentase que si algún día los Castro tienen necesidad de refugio será nuestro país su escondrijo. A eso hemos llegado. A cueva de asesinos". Palabra por palabra, el día anterior sirvió idéntica pitanza en Cope. Trucos del negocio.

Sí, negocio. El de los votos, concretamente. Desde otra de las grasientas planchas de La Razón lo piaba de plano el pinche J.A. Gundín, molesto porque el PP no haya sacado la pelágica para pescar en el río revuelto: "Si en alguna parcela es irrebatible la superioridad moral de la derecha es precisamente en la defensa de la libertad en aquellos regímenes autoritarios y populistas, que no en vano se inspiran en el castrismo y ante los cuales la izquierda española es un rehén vergonzante y vergonzoso. No aprovechar ese hándicap ético de la izquierda es políticamente miope". Bonita palabra: "aprovechar".