La trama mediática

Si no hay más, con Tomás

Los milagros existen. Hace dos meses nos íbamos por el desagüe económico y hoy la mayor tribulación que nos aflige es la cuita interna en la sucursal madrileña del PSOE. Debe de ser más gordo de lo que parece, porque en la Carpetovetonia agosteña no se habla de otra cosa y sus próceres emplumados corren a enrolarse a las filas del bien. "Me cae bien Tomás Gómez. Coño, me cae muy bien", se retrata Luis María Anson en El Mundo. Menos entusiasta, en La Razón Iñaki Ezkerra le concede un minipunto perdonavidas al alcalde de Parla: "Alguien que le planta cara al prestidigitador y le dice 'no soy un conejo' me merece un respetillo simplemente por ese detalle. En la vida, para que no te tomen por un conejo los prestidigitadores del tres al cuarto, hay que decirlo en voz alta". Marchando la zanahoria para Ezkerra,

Abrazado inopinadamente a las huestes gomecistas, Carlos Dávila advierte desde La Gaceta a su patrocinado: "Pero, ¡ojo, Gómez, que ya te la están comenzando a liar! Algunos de los que hasta ahora están en su bando se están pasando al enemigo a velocidad de vértigo: sin pudor, trotando como caballos hambrientos de más pienso". En ABC, Ignacio Camacho le pone nombre y apellido al peligro y como quien sí quiere la cosa, iguala al inquilino de Moncloa con Hannibal Lecter o El Arropiero: "El presidente del Gobierno es un asesino frío que te ejecuta con la mejor de sus sonrisas y una proclama de buen talante en los labios".

A Trinidad Jiménez ni agua

Como adivinarán, la otra candidata en liza no se come un colín en la papela diestra. Tan sólo Salvador Sostres le arroja desde El Mundo un azucarillo, eso sí, un tanto displicente: "Y Trini, ¿qué quieres que te diga? Demasiado lista no es, pero se le ve buena chica. No creo que merezca tanta desdicha". El editorialista de Cope, sin embargo, no es tan piadoso con la rival de Tomás Gómez: "Trinidad Jiménez representa ese nuevo socialismo de Zapatero basado en la disolución de lo que hace a la persona más libre. Un socialismo que trabaja incansablemente por modificar el mapa ético de los españoles".

Va el regalo final, que nada tiene que ver con la batallita del socialismo madrileño, sino con la guerra de verdad. Firma, desde ABC, el general Vicente Díaz de Villegas: "Los costes en vidas son los más importantes, aunque si la guerra es necesaria, las cifras están muy por debajo de los muertos en carretera o por suicidio". O por corte de digestión, ¿no?

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