La trama mediática

Se va a enterar Obama

El Séptimo de Michigan hace mutis del Fort Apache iraquí siete años y miles de muertos después para cabreo de los que tienen enmarcada la foto de las Azores. "El Nobel de la Paz abandona a los iraquíes", titula en primera La Razón sobre una imagen de los libertadores en retirada que deja hueco para esta apostilla: "Uno de cada cuatro estadounidenses piensa que su presidente es musulmán". Chincha y rabia, Barack Hussein.

Como si al aludido le importase media higa la opinión de un amanuense de Ciscarpetovetonia, el editorialista de ABC apunta su pluma al huésped de la Casa Blanca: "Su opción es clara: unos Estados Unidos retraídos sobre sí mismos, con poca voluntad de ejercer ningún papel dominante en el mundo. Otras fuerzas con voluntad global se alegran de ello". Y como remate para la moral del baranda del mundo libre, un tal Cefas le espeta desde La Razón: "Nunca he tenido la más mínima duda de que fue una guerra tan acertada como necesaria. Irak está mejor sin un dictador sanguinario como Sadam y Aznar acertó al apoyar la intervención militar".

De patriotas y machos-machos

Pónganse en pie que se ha nombrado al patriota que, vestido de sport entre tanta chilaba, puso las peras al cuarto al infiel. Si les pica, que se rasquen, proclama en El Mundo Salvador Sostres: "Puede que esta visita no guste a Mohamed ni a su gente, y que se enfaden como histéricos. Tampoco importa. Ya les gustaremos cuando ganemos". ¡Ahhhh! Y con esa victoria volverán los tiempos que recordaba emocionado Emilio Campmany en Libertad Digital: "Con Aznar se acabó el ser amigo de dictaduras, por buenas que fueran las propinas que pagasen. Luego, vino el 11-M y los socialistas volvieron al poder y revirtieron todo lo que Aznar había conseguido". Otro con el calendario parado.

Y mientras España y el planeta se derrumban, el Bogart de cuarta regional Arcadi Espada se pone pilongo en su columna de El Mundo. Ahí les van unos quintales de caspa rijosa: "No sería novedad que las chicas de derechas estuvieran más buenas. La gran novedad es que ahora son también más calientes". Traguen saliva y adminístrense el resto de la machirulada: "Las chicas de izquierdas son ahora las impenetrables. Ni una mala palabra aceptan: o denuncian a sus amantes o, la peor hipótesis, les ríen devastadoramente en el mismo centro del susurro crápula. El respeto (esa odiosa palabra de mi juventud) ya les pertenece enteramente", remata el intelectual.

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