La trama mediática

Aznar (siempre) tiene razón

Si el expresidente que rabia tiene por amigo -aunque sea extravagante- a Gadafi, La Razón no va a ser menos. "Injustos ataques a Aznar", sale al rescate el editorialista del papel azulón. Es el resto del mundo el que está equivocado: "A diferencia de la coalición internacional que está al frente de las operaciones militares contra Libia, Aznar no se abraza a ambigüedades y tiene muy clara la situación geopolítica sobre la que gravita el régimen de Gadafi y la forma de neutralizarlo". Sí, con abrazos de Teletubbie.

Sabedor de a quién le debe tantas cosas tras su reconversión ideológica, Gabriel Albiac se suma en ABC a la defensa del eterno resentido. Lo que pasa es que los que se meten con él son una panda de analfabetos que no saben la definición cientítifica de amistad: "Nadie que hable de teoría política en un medio académico entiende por amigo o enemigo otra cosa que eso que modeliza Schmitt: el artificio funcional mediante cuyo uso puede un Estado dar solidez a la ficción de su identidad propia". ¿Cómo se les queda el cuerpo?

Pues sería lo que señala el pedante filosofero lo que quiso decir Aznar, pero el editorialista de La Gaceta tampoco lo entendió. Y hasta parece que le da un leve coscorrón por sus palabras: "Un ex responsable del Ejecutivo debe extremar su cautela, por razones de Estado, para no dañar la imagen de España. Esto y las formas, teñidas de revanchismo personal, es lo que debemos reprochar a Aznar en una manifestaciones en las que, a pesar de todo, tiene buena parte de razón".

Dávila, reincidente

Quédense con lo último y, sin abandonar el pasquín intereconómico, vean a Carlos Dávila dispuesto a tropezar dos veces en la misma querella. Habla sobre el cabeza de lista de Bildu a la Diputación de Gipuzkoa: "Perdí con él un juicio. En una radio le llamé 'terrorista' y el sujeto se querelló contra mí. Los jueces le dieron la razón porque él no había empuñado, textualmente, armas de fuego". Dos líneas después añade: "A Martín Garitano, vía Egin, hubo que pagarle un millón de pesetas. Es el tío que preside las listas de ETA, es decir de Bildu". Eso es reincidencia.

Y también lo es lo del inefable Salvador Sostres en El Mundo: "El nuevo totalitarismo es la corrección política con todas sus ramificaciones: el gran lobby es el feminista y, un poco más atrasados, pero creciendo, están el lobby gay y el eterno lobby pacifista".

 

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