La trama mediática

Canonicemos al Supremo

Retumba de júbilo la caverna. En apenas unas horas han podido levantar sus copazas por el apiole de Bin Laden a cargo de los buenos, la beatificación-express de Wojtyla y la patada del Supremo a Bildu. Lo primero llegó fuera de hora, pero los otros dos motivos para el ¡Hurra! lucían en las primeras. "Beatificado el gigante que se plantó ante el marxismo", festejaba El Mundo al polaco sacado del nicho para la ocasión. En las líneas de arriba, lo que podría ser considerado el milagro que le queda para subir en el escalafón: "El Supremo ilegaliza a Bildu porque ve detrás a Batasuna".

Pletórico, el editorialista reciclaba los frenéticos tuits de Pedro Jota durante la tarde: "Tenemos que felicitarnos de que el Supremo no se haya dejado arrastrar por los cantos de sirena de quienes desean blanquear a Batasuna, o lo que es lo mismo quienes quieren facilitar la vuelta de ETA a las instituciones". Como si le estuviera haciendo la cobertura, el editorial de ABC se dirigía a los notaron el olor a chamusquina saliendo de la Sala 61: "Esta sentencia no implica una restricción arbitraria de derechos fundamentales".

Si se están diciendo que eso es discutible, déjenlo. Miren lo que asegura en La Razón José Antonio Vera: "Nadie niega a EA o Alternatiba el derecho a presentarse a las elecciones". ¿Ah, no? Pues no podrán hacerlo. También se felicita por ello el editorialista de Libertad Digital, aunque su alegría no es completa: "Hay un elemento que continúa dando oxígeno y esperanza a ETA; un elemento que la incentiva a no cejar en sus actos y amenazas criminales: la apertura del proceso de negociación con el Gobierno".

Beato JPII

Volvamos al "maestro de ganzúas" beatificado. ¿Un insulto de un progre resentido? Qué va. Así lo llamaba en La Gaceta Pedro Juan Viladrich. Lo aliñaba con una historieta del día en que Wojtyla tocó la cabeza y la tripa a su nuera embarazada: "La escena nos electrizó a todos, pues sentimos cada uno aquella ganzúa con la que te abría el alma y te la disponía a Dios".

Fuera de concurso, Juan Manuel De Prada celebraba en ABC la muerte del Cardenal García Gasco en pleno fasto. ¿Celebraba? Lo que leen: "Un infarto fulminante le ha impedido asistir a la multitudinaria celebración de la Plaza de San Pedro; o, dicho más propiamente, le ha permitido asistir a la misma en un lugar más privilegiado, en comunión con los santos".

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