La trama mediática

Pedagógica represión

El jarabe de palo que repartieron los uniformados en Valencia fue de atrezzo. Eso, o es que el editorialista de ABC ve menos que Rompetechos. "El desafío de los indignados crece ante la pasividad intolerable de Interior", protestaba en su airada pieza el opinatero del vetusto diario. Su replicante en Libertad Digital, sin embargo, sí había visto la escabechina. Pero es que, claro, para hacer una tortilla, hay que romper los huevos: "Disolver una manifestación o desalojar un piso okupado o una plaza cuando los implicados no tienen voluntad de cejar en su empeño sólo puede hacerse de una manera, y es empleando la violencia".

Además, venía a añadir Cristina Losada en el órgano oficioso del Cazalla Party, la somanta que recibieron los manifestantes ante las Corts tenía fines pedagógicos: "Los indignados han recibido un bautismo de porra y, francamente, me sorprenden sus lamentos. Creo que la benevolencia paternalista con la que les estaba tratando la autoridad, que es concepto tabú y señora muy selectiva, les hurtaba esa experiencia iniciática de cualquier revoltoso que se precie".

Que los bombardeen

Suerte tuvieron los iniciados a golpes de que la decisión de disolverlos no la tomara Alfonso Ussía. En lugar de Robocops con porra, el columnero de La Razón les habría enviado unos cazas surtidos con bombas de racimo: "Mandamos tropas a miles de kilómetros para que no suelten los reglamentarios pepinazos a las tropas de Gadafi. Y en el Congreso de los Diputados, quienes sólo se representan a sí mismos intentan asaltar la sede de la soberanía nacional sin que Rubalcaba, el que quiere ser llamado Alfredo, mueva un dedo para poner la ley y el orden".

¿Y por qué el pérfido de Solares no ametralló a la chusma protestante? Esa se la sabe Federico Jiménez Losantos y la contesta en El Mundo, anteponiendo otros interrogantes: "¿Pero a quién representa este hatajo de indignantes golpistas? ¿En nombre de quién perpetran este asalto a la sede de lo que queda de la soberanía nacional? De ellos mismos, claro está, pero sobre todo de Rubalcaba, su padrino y protector, que es quien piensa capitalizar la violencia callejera contra el PP". Desde ABC, Hermann Tertsch lo certifica: "La izquierda fracasada parece dispuesta a utilizar a una oposición extraparlamentaria para intentar imponer desde la agitación callejera lo que ya sabe no podrá en las urnas".

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