La trama mediática

Humor azul

¿Saben aquel que diu que van Merkel y Sarkozy subiendo por una escalera, les hacen una foto y La Razón la lleva a su portada bajo el título "Cuesta arriba"? Ocurrente, ¿eh? Pues a ver qué les parece este otro: Se abre el telón. En una imagen se ve a un operario quitando una pancarta electoral del PSOE de un colegio. Se cierra el telón. ¿Cómo se titula la película, según el portadista de ABC? Tachán: "Rubalcaba se descuelga".

Si esperan que en lo sucesivo crezca el ingenio, se equivocan. Fíjense que hasta el chisposo Carlos Dávila, monologando en La Gaceta sobre la consulta griega (susto o muerte), no tiene mejor chiste que ofrecer que este: "Lo cierto es esto: Grecia no se puede despeñar perdiendo el referéndum porque si ello sucede, no es que se vaya del euro, es que se va del mapa. No sé por qué todo esto me recuerda al referéndum OTAN". Pongan cara de estupefacción.

En su plática sobre el mismo asunto en El Mundo, Salvador Sostres apuesta sobre seguro. Unos desharrapados no pueden decidir ná de ná: "Es el momento de que los que simpatizaron con los indignados y con sus absurdas proclamas piensen qué sería de España si las urgentes y drásticas medidas que el próximo Gobierno estará obligado a tomar se tuvieran que someter al sufragio de la tropa".

La izquierda, claro

Por si se estaban preguntando de quién es la culpa del desbarajuste —el que sea, da lo mismo—, César Vidal les viene desde La Razón con la respuesta canónica universal: "La izquierda ha perpetrado una demagogia desvergonzada inventando derechos inexistentes, gastando a manos llenas para mantener innumerables y bochornosos pesebres y evitando que los ciudadanos sepan el coste de lo que reciben".

Una vez sabido eso, pueden participar en el mismo diario azulón en la sesión de adoración diurna de la jueza Murillo. Loa va: "Es posible que, en ocasiones, haga gala de un pronto verbal que pueda sorprender a algunos. Pero su indignación es perfectamente comprensible y, además, es compartida por millones de españoles, hartos de las burlas de los asesinos".

Como todo es mejorable, Jaime González piafa desde ABC: "La Justicia de carne y hueso se llama Ángela Murillo, que es una juez doliente, porque se agita y conmueve. Dotando de vida a su toga, Ángela Murillo humaniza la Justicia, y aunque lo que salga por su boca pueda ser un exceso verbal, me reconforta verla en plena forma".

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