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Entre la soledad y el oportunismo

El presidente Zapatero superó ayer una de las pruebas más duras de sus seis años de mandato, al sacar adelante en el Congreso de los Diputados, por un único voto, su polémico plan de ajuste económico. El jefe del Ejecutivo constató su soledad parlamentaria –sólo lo respaldó el PSOE– y fue blanco de fuertes críticas desde todos los grupos parlamentarios.

Gracias a la abstención de CiU, Coalición Canaria y UPN se libró ayer de una derrota total, pero resulta evidente que su situación se torna cada vez más difícil. El margen de tiempo que ha obtenido lo deberá aprovechar con celeridad para buscar puntos de encuentro con potenciales aliados, tarea a la que pueden contribuir la aprobación del impuesto a los más ricos o la introducción de reformas en el sistema financiero.

La decisión de los grupos de izquierda de votar contra el plan de austeridad guarda coherencia con sus principios y es respetable. No puede decirse lo mismo del PP, cuyo rechazo sólo se puede interpretar como una maniobra oportunista dentro de la implacable campaña de acoso y derribo que desarrolla el partido conservador contra el jefe del Ejecutivo para sacarlo de la Moncloa.

La actitud cortoplacista de Rajoy ante una iniciativa que ha recibido el aplauso de Alemania, el FMI, el BCE y la Comisión Europea contrastó con la del portavoz de los nacionalistas catalanes, Josep Antoni Duran, quien, sin escatimar severos reproches a Zapatero, se abstuvo en la votación por considerar que la no aprobación del decreto ley afectaría gravemente los intereses de España. El líder del PP perdió la oportunidad de mostrar altura política.

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