L a pasada medianoche comenzó oficialmente la campaña para las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo en una coyuntura política favorable al Partido Popular. Ayer mismo, el CIS publicó un sondeo según el cual los conservadores podrían arrebatar al PSOE Castilla-La Mancha. Y en otros tres territorios (Extremadura, Aragón y Asturias), el apoyo de Izquierda Unida puede ser decisivo para que los socialistas mantengan la presidencia. El PSOE tiene, sin embargo, una tabla de optimismo a la que aferrarse y es que, con la que está cayendo, los pronósticos podrían haber sido peores. Los territorios en juego, incluida Castilla-La Mancha, presentan un escenario muy reñido, de modo que nada estará decidido hasta que los ciudadanos acudan a las urnas.

Los dos partidos mayoritarios en el ámbito estatal prevén desarrollar campañas muy diferentes. El PP, confiado en los sondeos, la planteará como una antesala de las generales de 2012, mientras que los socialistas pretenden centrarse en la gestión local con la creencia de que así evitarán que se les identifique con los problemas que afronta Zapatero. Al respecto conviene recordar dos cosas. La primera: el PP arrasó en las elecciones municipales y autonómicas de 1995, pero, un año después, Aznar pasó serias dificultades para vencer en las generales a un debilitado González. Es decir, no hubo una clara relación entre ambos resultados. La segunda: aunque el debate sobre la gestión local es importante, el votante de izquierdas (socialista, de IU o de otras formaciones) espera también argumentaciones ideológicas para movilizarse.