Cartas de los lectores

25 de enero

Los atajos del Partido Popular
La convención del PP ha revelado la ansiedad que circula en el partido. La propuesta sobre las pensiones de diputados y senadores es electoralista, pues hace un mes el PP se opuso a una propuesta similar y hace pocos años mostró su apoyo a la regulación hoy vigente. Lo más llamativo ha sido la impostura de Aguirre defendiendo la transparencia de las instituciones y predicando a la contra en la comunidad donde gobierna. También la definición del PP como el partido de los débiles, cuando podemos remitirnos a las hemerotecas para documentar sus votos en contra de bastantes medidas legislativas que pretendían mejorar las debilidades de ciertos colectivos. También hemos presenciado la forzada simpatía entre Aznar y Rajoy. Ha quedado claro que el PP –no España, como ellos dicen– tiene sed de elecciones, la misma que tenía en 1993 y que provocó una campaña de acoso y derribo al Gobierno que repetirá ahora.
Francí Xavier Muñoz Sánchez Madrid

En las próximas elecciones, elegiremos entre lo malo y lo peor
Mariano Rajoy ha dicho que España tiene "sed de urnas y de cambio", pero en realidad ha puesto en boca de los españoles lo que tanto él como su partido desean: poder. Deshidratados, diría yo que están. Tanta sed tienen que no sé si podrán aguantar hasta las generales de 2012. Yo creo que por eso se juntan todos a menudo: para darse ánimos y calmar la ansiedad.
No estoy de acuerdo con Rajoy. ¿Qué entusiasmo podemos tener en ir a las urnas si, al fin y al cabo, tendremos que elegir entre lo malo y lo peor? De lo que realmente tenemos sed los españoles es de buenos gobernantes y, de eso, lamentablemente, en el PP y el PSOE hay una pertinaz sequía. Para nuestra desgracia, nuestro sistema electoral no garantiza la elección de los mejores. Lo único que tenemos garantizado en este país es el bipartidismo, el turnismo, la partitocracia, la oligarquía partidista, que es la que realmente ejerce la soberanía efectiva y no los ciudadanos, como nos atribuye la Constitución.
Pedro Serrano Martínez Valladolid

La poca preparación de la clase política
Las actuaciones de nuestros políticos son análogas a las de sus homólogos europeos, excepto que en muchos países hay dimisiones y en España esta situación es prácticamente inédita. Sería interesante legislar un código ético con el fin de que, si un político realiza malas prácticas democráticas, sea suspendido de la actividad política. El PP dice que lo tiene, pero me da la impresión de que no lo aplica. Con este código tendríamos más confianza en los dirigentes. Por otra parte, para participar en cualquier práctica política que implique responsabilidad de dirección o gobierno, los interesados deberían tener experiencia profesional específica de varios años. De esta manera, tendrían más conocimiento de las materias sobre las que tienen que decidir. Tener un título universitario y algún curso de oratoria no sirven para decidir si no hay experiencia.
José María Martínez Madrid

El nivel de indiferencia democrática

Estamos olvidando el valor de lo intangible, la educación, la tolerancia, la solidaridad y los principios éticos. Pobre de aquel que caiga en las redes de la calumnia, nada más difícil que probar su inocencia. Hay auténticos estrategas, sobre todo en el PP. Empiezan con una verdad a medias, la retuercen, la centrifugan y sale depurada para hacer daño a la democracia. ¿Por qué no reaccionamos? Debemos asumir una cuota de responsabilidad para ser libres o ¿es que nos asusta la libertad? Nos han inyectado el virus de la indiferencia y el antídoto está en nosotros mismos.
Jaime Guallart Madrid

Erario público y financiación eclesiástica
Con una Ley de Libertad Religiosa en el cajón de los olvidos, un concordato en vigor y la escalofriante cifra de 6.000 millones de euros que la Iglesia se embolsó en 2010 procedentes del erario público, sobran motivos para cuestionar la aconfesionalidad del Estado.
Resultan obligadas algunas reflexiones. Una de ellas sobre la lesiva discrecionalidad dineraria que diferentes instancias públicas se vienen permitiendo en detrimento de prioritarias necesidades sociales. Otra, sobre la voracidad económica de las jerarquías eclesiásticas, habituales protagonistas de exigencias con las que, del papa para abajo, se reprocha también la "laicidad" de un Estado por el que tan maltratados se sienten. Finalmente, y teniendo en cuenta el celoso desvelo que el Banco de España, la Comisión Europea, el FMI y todos sus voceros tan reiteradamente manifiestan por la gestión de nuestro erario, ¿es que a ninguno se le ha ocurrido valorar si sobre esa ilegítima dádiva pudiese recaer el cargo de malversación de caudales públicos?
Luis García Oliveira Gijón (Asturias)

Aclaración
En su edición del 23 de enero y como complemento del reportaje "Una multitud de funcionarios sale a la calle en Andalucía", aparece una nota titulada "Vaya fachas más raros, ¿no?". En dicha nota se dice, y cito textualmente: "En la cabecera, junto a los líderes de los sindicatos CSIF, Ustea y Safja (parte de cuyo discurso ha corrido en ocasiones paralelo al del PP), estaba Diego Cañamero, líder del SAT, sindicato izquierdista".
De dicha frase y del contexto se trasluciría que USTEA tiene alguna afinidad con planteamientos conservadores o derechistas, cosa rotundamente falsa tanto en nuestro discurso como en nuestra práctica sindical. USTEA es un sindicato de izquierdas, de clase y socio-político y no necesita estar acompañado de nadie para dar testimonio de ello. Por otra parte, el hecho de que, en un momento concreto, se coincida en un análisis (la pésima gestión de este asunto por parte del Gobierno autonómico andaluz) con un partido político (en este caso, en las antípodas de nuestros planteamientos) no nos resta un ápice de independencia ni autonomía, sino que más bien lo demuestra.
César Fernández /Responsable de Organización Federal de USTEA

Más Noticias