Fuego amigo

Los toros no pactan con los toreros

En estos tiempos de crisis la denuncia que más se oye es la de que nos faltan políticos "de raza", "fuertes", como si la política fuese más cuestión de músculo que de neuronas. Yo no lo sabía, pero parece ser que la biodiversidad también afecta a la política.

Rajoy vota No al plan de reajuste del gobierno porque, dice, a Zapatero le faltan "medidas valientes", quizá como las que él tiene en mente; pero cuando Zapatero toma medidas, no ya valientes, sino suicidas, Mariano le acusa de meterse con los más débiles, como un niño abusón en el patio del colegio. Bajar el salario a los funcionarios y congelar el de los pensionistas es injusto para Rajoy, cuando lo que oculta es que él está preparando, para el día aciago en que gobierne, el abaratamiento del despido, que, como es sabido, es bajar por el morro el cien por ciento los sueldos de los afectados que se van directamente al paro. En comparación, el 5% de rebaja a los funcionarios que continúan conservando su puesto de trabajo es un balneario.

Valientes, de raza. Hay que mantener la biodiversidad, la casta, para que los políticos blandos como Zapatero pasten plácidamente en las dehesas de la política y dejen el coso taurino a los encastados como Rajoy.

El día 26, el diario El País explicaba en una crónica taurina memorable por qué la fiesta de los toros está en peligro: porque algunas ganaderías sólo crían toros "bonitos de estampa (...) y bien armados (...) mansos, descastados, con menos clase y tan deslucidos (...) que no atienden a los engaños, buscan las tablas con desesperación (...) distraídos y sosísimos".

Vamos, parecía una crónica de Mariano Rajoy sobre una corrida (con perdón) de Rodríguez Zapatero en el ruedo de la política.

Se buscan, pues, políticos con casta, como los toros de lidia, que embistan como Mariano Rajoy. ¡Qué coño va a ser eso de pactar la faena con el torero!

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