La trama mediática

De Gijón a Cuelgamuros

Un puñado de reintegros y alguna pedrea suelta. No ha dado para más el último sorteo de la lotería de la faltada en Carpetovetonia. Eso que ganamos en salud, aunque produzca su punto de flato leer a Alfonso Ussía en La Razón escocido por el nombramiento de Santiago Carrilo como hijo predilecto de Gijón: "El socialismo y Carrillo llevaron en un tiempo vidas paralelas y complementarias. Para una parte de la Izquierda española, asesinar a la gente de derechas masivamente carece de importancia. Lo que me produce estupor es que piensen lo mismo los concejales del Partido Popular".

No gasten mucha indignación ahí, que tal vez la necesiten para digerir el serial de Libertad Digital titulado "Las falacias sobre el Valle". El de "los caídos", claro, que según los recauchutadores de la historia que lo firman ha sido cubierto de mentiras por la propaganda roja. ¿Que lo construyeron presos esclavizados? ¡Pero si daba gloria trabajar allí! Lean: "Por supuesto, trabajar en el Valle de los Caídos no era estar en un resort vacacional en el Caribe, pero quizá tampoco era el infierno del que se nos habla. De hecho, presos de toda España solicitaban por los más variados conductos ser trasladados al Valle. No pocos de ellos pedían por carta, por ejemplo, que su familia convenciese al alcalde o al párroco del pueblo para que intercediese por ellos".

Nuevo pecado

Un clásico, lo de los conejos lanzándose sobre las escopetas. También lo practica, so pretexto de hablar de jamón e islamismo, Antonio Burgos en ABC. Preparen una sonrisa forzada: "Si usted es, con una inmensa mayoría de españoles, católico, échese a temblar, pues el día menos pensado lo condenan a la hoguera las inquisitoriales minorías de agnósticos y practicantes de religiones que aquí son raritas".

Hablando de religión, anoten un nuevo pecado, sacado de la saya del baranda de la Conferencia episcopal y columnero de La Razón, Antonio Cañizares: "En el esfuerzo sincero que a todos nos compromete, de mitigar los esfuerzos de la crisis y abreviar su duración, han de evitarse con firmeza los comportamientos personales que causan deterioro a las actividades económicas, públicas y privadas".

Esa la idea le gustará al nuevo presidente de la CEOE, Juan Rosell, cuya elección interpreta así el editorialista de El Mundo: "Que un catalán vuelva a presidir la patronal española desmonta el victimismo nacionalista de que hay catalanofobia en España". Ya.

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