Cuaderno de Bitácora

Primer día en el Arctic Sunrise

Mi primer día a bordo tiene un balance claramente positivo, a pesar de haber despertado en mí dos sensaciones no muy agradables. La primera fue esa incertidumbre del primer día del servicio militar, en el que no sabes muy bien dónde te estás embarcando pero con la seguridad de que no será corto ni cómodo. La tripulación no deja de repetir que el barco se mueve mucho en el mar y que los novatos siempre echan la "pota".

La segunda fue ese nerviosismo y expectación de la primera vez que vas a conocer a los padres de tu novi@. Quieres caerles bien, casi lo necesitas, pero sabes que no tienes a tu favor todas las cartas. Puede que no tengas ninguna.

Sin embargo, todos nos dispensan el mejor trato, son extremadamente amables. Muy pronto te sientes como en casa. No dejan de avisarte de que tu casa se va a mover mucho, incluso con el buen tiempo que se espera en el mar, pero de momento no hago mucho caso. Te haces tu cama, lavas tus cacharros y dedicas una hora a trabajos de mantenimiento y limpieza, de 8:00 a 9:00 todos los días. Hoy, junto con un compañero periodista (La Brigada de Limpieza Canalla) nos hemos hecho cargo del comedor. El contramaestre no nos ha regañado así que debemos haber cumplido nuestra misión.

Abandonamos el puerto en breve. Y hoy es martes. Todos conocemos el refrán. Hoy, para rematar la faena también es día 13. Lo del gato negro de esta mañana sólo es una anécdota.

A pesar del movimiento prometido, para el que voy armado de biodramina, estoy deseando ponerme en marcha.

Más Noticias