Balagán

Combinación inquietante

He concluido el cuarto capítulo del libro Lords of de Land que comentaba el otro día, y ciertamente el texto que han escrito la profesora israelí Idith Zertal y el periodista de la misma nacionalidad Akiva Eldar es muy recomendable.

Estamos ya en el siglo XXI y los atavismos de la religión y el nacionalismo persisten en el mundo contemporáneo como rémoras de un pasado que deberíamos haber dejado atrás hace tiempo. En ningún lugar del planeta pueden observarse esos atavismos con mayor nitidez que en Israel, y aún más, en los territorios ocupados palestinos. La Cisjordania de los colonos judíos es, incluso más que Israel, que ya es decir, un laboratorio donde la religión y el nacionalismo pueden encontrarse en estado químicamente puro y en toda la gama de tonalidades posibles.

En el texto se ve con precisión el "apartamiento (de muchos judíos) del mundo y de la historia", "una caraterística del comportamiento judío en la diáspora hasta la Ilustración judía de finales del siglo XVIII", con un "lealtad absoluta a la verdad interna" que también se ha repetido en el sionismo, que como movimiento político surge un siglo después de la Ilustración judía.

Los rabinos Kook padre y Kook hijo son dos de mis personajes históricos favoritos del siglo XX. En sus biografías se observa con exactitud la simbiosis entre la religión y el nacionalismo en estado puro, algo que no ocurre con tanta fruición ni siquiera en el salafismo y que tal vez sólo se pueda encontrar en Irán, aunque no conozco bien el caso iraní.

Pues bien, el capítulo cuarto de Lords of the Land trata justamente de la gran orgía de la religión, en este caso el judaísmo, y el nacionalismo, en este caso el sionismo, a través de dos de sus protagonistas principales durante el siglo XX, los rabinos Kook padre e hijo, cuya popular escuela rabínica, Merkaz ha Rav, sigue siendo muy activa e influyente, y ahora está ubicada en el norte de Jerusalén, cerca de la salida a Tel Aviv.

El capítulo es un interesante paseo por el pensamiento de los Kook y su influcencia en la radicalización de Israel, primero a través del grupo Gush Emunim (Bloque de los Creyentes), y después en el conjunto de la sociedad judía israelí. Una influencia que al día de hoy sigue creciendo de una manera inquietante.

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