La radio del Ejército ha informado de que las autoridades israelíes transfirieron el martes a la Autoridad Palestina 200 millones de shekels, unos 40 millones de euros.

Este anuncio zanjó las especulaciones que habían circulado en los últimos días en el sentido de que Israel iba a acabar con las transferencias a causa de la firme resolución palestina de acudir a la Asamblea General de la ONU para su reconocimiento como Estado no miembro.

El dinero proviene de los impuestos que los israelíes retienen a los productos que se venden en los territorios ocupados y es vital para el pago de las nóminas de los funcionarios palestinos.

El gobierno israelí había sugerido que la "inflexible actitud" de Mahmud Abás obligaría a Netanyahu a retener el dinero de los impuestos como medida de castigo. Se barajaban también otras medidas adicionales que había preparado Netanyahu, y de las que había dado cuenta la prensa hebrea.

Pues bien, finalmente no habrá sanciones, al menos de momento, ya que Israel ha acabado pensando que serían contraproducentes para sus propios intereses.

En el caso de los 200 millones de shekels, Netanyahu y sus otros ocho colegas que integran el gabinete restringido han considerado que si la Autoridad Palestina deja de pagar los salarios a los cuerpos de seguridad se podría crear una situación complicada en los terriotirios ocupados.

Bajo la férula de Abás, Cisjordania se ha convertido en una balsa de aceite. Los cuerpos de seguridad mantienen a raya a cualquier individuo u organización que trate de crear problemas a Israel y esto es algo que Israel aprecia en su justa medida, de ahí que Netanyahu sea el primer interesado en que los policías palestinos no tengan quejas y cobren sus nóminas puntualmente.

Por otra parte, el diario Maariv ha revelado que Netanyahu ofreció recientemenete a Abás la posibilidad de reanudar las negociaciones de paz después de las elecciones israelíes del 22 de enero si Abás retiraba su petición a la Asamblea General. La invitación de Netanyahu ha llegado demasiado tarde y era irreal puesto que ni siquiera contemplaba la congelación de la construcción de viviendas para colonos judíos en los territorios ocupados.