Balagán

Stephen Hawking

¿Es Stephen Hawking antisemita? En Israel no se ponen de acuerdo al respecto. Un físico israelí, colega y amigo del famoso cosmólogo, declaró ayer al Yediot Ahronot que Hawking "no es antisemita ni odia a Israel", aunque su actitud es "muy ingenua".

Hawking ha estado en Israel en cuatro ocasiones, la última en 2006, y recientemente aceptó la invitación de Shimon Peres para participar en la Conferencia que tendrá lugar en Jerusalén en la segunda quincena de junio.

Sin embargo, el 3 de mayo Hawking escribió una carta a Peres dando cuenta de que habia cambiado de opinión y no acudirá a la Conferencia a causa de la ocupación de Palestina.

El discreto Peres ordenó que se rescribieran algunos documentos en los que aparecía el nombre de Hawking pero no hizo pública la decisión del físico, y el miércoles el Guardian de Londres difundió la noticia.

Hawking ha dicho que la decisión de boicotear la Conferencia la tomó siguiendo la opinión de colegas palestinos con los que había consultado, y que son partidarios de la campaña BDS (boicot, desinversiones y sanciones) que tiene su origen en una iniciativa popular y que en el Reino Unido cuenta con muchos seguidores.

Visto que los gobiernos europeos permanecen con los brazos cruzados, algunas organizaciones de base lanzaron la campaña hace ya algunos y años y cada vez tiene más apoyo.

Y mientras se discutía si Hawking es o no antisemita, Israel aprobó ayer mismo la construcción de otras 296 viviendas para colonos judíos en los territorios ocupados, esta vez junto a Ramala.

El boicot de Hawking es importante puesto que es un personaje muy conocido y respetado en todo el mundo, cuyo nombre se suma a partir de ahora a los de otras celebridades que han seguido el mismo camino.

Ciertamente, Hawking no es antisemita ni odia a Israel, pero ¿es "muy ingenuo"?, como dice su amigo y colega israelí. Probablemente tampoco. La pasividad de Estados Unidos y de la UE ha conducido el conflicto entre Israel y los palestinos a una situación horrible.

Nada indica que los gobiernos occidentales vayan a cambiar de rumbo, de manera que la iniciativa popular no solo es légitima sino que también es el único medio que tienen los ciudadanos occidentales de mostrar su desacuerdo con la ocupación y la desposesión permanente que sufren los palestinos, y para exigir la aplicación de la legislación internacional que sus gobiernos esquivan año tras año.

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