Cartas de los lectores

1 de junio

Un insulto a la historia y a la democracia
Considerar no totalitario un régimen impuesto a sangre y fuego, como hace el Diccionario Biográfico, es un insulto a sus víctimas y a los millones de españoles que padecimos los 40 años de aquel régimen. También es un insulto a los muchos historiadores nacionales y extranjeros que durante años han investigado aquel periodo. Es, en suma, un insulto a la verdad, a la historia y a la democracia. Además, los gastos han corrido a cargo del erario público, y la institución que lo publica depende del Ministerio de Cultura.
Desde luego, si queremos llegar a terminar con el mito de las dos Españas, este no es el camino. Espero que la Administración tome la iniciativa para corregir este ataque a la memoria de todos. La historia es la herencia que transmitimos de generación a generación. Si la manipulamos o la revisamos a nuestro interés, se convierte en un fraude y en un lastre para el futuro de nuestros hijos.
Luis Fernando Otero Fuertes / Madrid

Una verdadera Ley de Memoria que ampare a las víctimas
La presentación del nuevo Diccionario Biográfico –financiado con 5,8 millones del dinero público– produce vergüenza ajena ante la hipocresía de los revisionistas al pretender reescribir la historia para exonerar y enaltecer a criminales como Franco.
Necesitamos unas leyes que persigan la apología del fascismo franquista. A estos actos ignominiosos cometidos –asesinatos, torturas, violaciones, expropiaciones, robos de niños, etc.– únicamente se debe responder con la verdad, la razón y la justicia. Debemos, por tanto, seguir exigiendo una verdadera Ley de la Memoria Histórica que ampare y proteja a las víctimas.
Joan Martí
Valencia

Sobre los responsables
de subvencionar la infamia
Según el Ministerio de Cultura, las academias son organismos independientes y el Ministerio no tenía que conocer el contenido del Diccionario Biográfico. Buen intento de echar balones fuera, pero no cuela. En esta monumental enciclopedia se cuenta que Franco era un tipo autoritario, católico, inteligente y moderado. No se hace referencia al genocidio del bando republicano y apenas se nombra la Guerra Civil, tergiversando las causas que la desencadenaron. Ningún dato sobre la represión durante la dictadura, ¿qué dictadura? Ni una palabra sobre el aislamiento y la falta de libertad del régimen.
Tampoco es despreciable el capítulo reservado a Aznar, impulsor del proyecto, ni la rocambolesca y torticera forma de explicar su derrota frente al PSOE. Al parecer, la culpa fue del Prestige y de la conmoción producida por los atentados del 11-M. Sin embargo, no se dedica un solo párrafo a la movilización ciudadana en contra de la guerra ilegal en la que el expresidente nos había involucrado.

Puede ser que las academias, como dice el ministro Gabilondo, tengan autonomía para encargar un trabajo de este calibre a historiadores afines al franquismo, pero el destino de este vergonzante panfleto son centros educativos y de formación. Luego, ¿no sería procedente que le hubieran dado un repasito antes de presentar esta infamia a bombo y platillo? Me parece una canallada que nuestra historia se manipule para insultar a miles de compatriotas que padecieron la depuración de un régimen fascista. Resulta casi tan terrible como distribuirlo entre nuestros estudiantes para que obtengan una visión distorsionada de un pasado que muchos siguen empeñados en no desenterrar jamás. Y, para rizar el rizo, que la cuenta de esta ignominia la paguemos entre todos. Algo de responsabilidad tendrá el Ministerio de Cultura.
Ana Cuevas Pascual
Zaragoza

¿Qué hubiera pensado Javier Ortiz de todo esto?
Hace un mes que se cumplió el segundo aniversario del fallecimiento del gran periodista Javier Ortiz, ese hippy jamaicano de Donostia al que le gustaba bastante escribir y no lo hacía mal del todo.
Estos días me acuerdo de él porque añoro sus reflexiones, que hoy serían un impetuoso bullir de ideas a propósito de todos estos acontecimientos que se van sucediendo en nuestra actualidad, como si se tratara de un tsunami al que no hay manera de ponerle freno. ¿Qué nos hubiera dicho de la catástrofe nuclear de Fukushima? ¿Qué del éxito de Bildu o de la debacle del PSOE?
Pero, sobre todo, echo de menos las reflexiones que Javier Ortiz nos hubiera regalado a cuento del movimiento del 15-M; con toda seguridad habrían marcado toda una corriente de opinión. Ahora que tengo tiempo, dedicaré unas horas a releerle, a ver si me inspira una buena idea.
Mario López Sellés
Madrid

El futuro nos pertenece
a todos
Albert Camus escribió que "fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y, aun así, sufrir la derrota, que la fuerza puede vencer al espíritu, y que hay momentos en que el coraje no tiene recompensa".
Ha sido precisamente en España donde, 72 años después de que la razón fuera derrotada por la fuerza y aniquilada la esperanza de una vida mejor, miles de hombres y mujeres indignados ante la injusticia, la explotación, los privilegios, la corrupción, la farsa de la democracia y la dictadura del dinero, reaccionaron y ocuparon pacíficamente las plazas y recorrieron las calles, cargados de coraje y de razones, exigiendo dignidad y el derecho a otra España, a otro mundo donde no seamos mercancía. Tal vez sea en España donde aprendamos que, unidos, es posible cambiar el mundo y que la razón no podrá ser ya derrotada.
María Hoyos Cuevas

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