Cartas de los lectores

2 de junio

Golpear a un indignado
No recomiendo a nadie la experiencia de comprar el diario por la mañana y encontrarse con la foto de la cabeza de un buen amigo debajo de la bota de un policía. Es lo que me pasó en la crónica de Público del día 28 sobre la brutal represión de los mossos contra los indignados de Barcelona. Tras el primer sobresalto de susto y dolor, uno no puede menos que preguntarse qué pensará el resto de la gente cuando vea esa imagen, en la idea que se harán de aquel tipo de greñas rubias cuya única defensa consiste en cerrar las manos para que no le pisen los dedos. ¿Se imaginarán acaso a un perroflauta bueno para nada, o a un alborotador profesional sin fronteras, por citar dos estereotipos? ¿Servirá quizá ese prejuicio para atenuar la impresión de dolor por empatía que automáticamente sugiere un acto semejante de abuso y violencia gratuita?
Con ánimo de contribuir a desactivar ese prejuicio, digo lo que sé de esa persona, que es amiga mía. Se llama Guillermo, es padre de dos niñas pequeñas, sociólogo y trabajador social. Estuvo solidarizándose y participando en talleres con los indignados a lo largo de estos últimos días, y pasaba por la plaza de Catalunya cuando decidió resistirse pasivamente a la agresión policial sentándose en el suelo con otros compañeros. Con esta información, recomiendo volver a mirar la foto y que reflexionemos sobre la clase de policía que estamos pagando con nuestros impuestos, así como sobre la clase de política "de higiene pública" que están haciendo nuestros políticos en estos tiempos de crisis y de legítimas indignaciones.
Fernando Hernández Holgado / Barcelona

No importo a nadie,
pero no me importa
Desde 1978 soy un votante entre millones; desde 1987 soy un afiliado entre los centenares de miles que tiene mi sindicato; desde el 15 de mayo de 2011 he sido uno más entre los miles de ciudadanos que exigimos democracia real en la Puerta del Sol; y uno entre las decenas de alcalaínos que protestamos en las ruinas de Santa María. Y poco más. No soy militante, Rubalcaba no me preguntará. Lo sé y no me importa. Sólo hago mi trabajo, sé que valgo mucho aunque me han bajado el sueldo y mis conciudadanos lo aplauden, convencidos de que el servicio que presto como empleado público es un obstáculo para el bienestar colectivo, ese que nos proporcionarán sólo los emprendedores, que nos podrían hacer ricos a todos si el Estado desapareciera y la riqueza fuese gestionada por los que saben de esto. El verdadero riesgo es hurtar a las elecciones, internas o externas a las organizaciones, su valor democrático. Impedir esto sí me importa, por eso seguiré votando, mantendré mi afiliación y protestaré con todas mis fuerzas cuando sienta la democracia en riesgo bajo las botas de los iluminados.
Luis Fernando Crespo Zorita
Alcalá de Henares (Madrid)

A los electores
del Partido Popular
El resultado de las elecciones refleja una concordia social y también una gran paradoja: una sociedad con cinco millones de parados ha colocado en el poder a un partido cuya naturaleza es consustancial con el capital, la empresa y los financieros; grandes perseguidores de los sindicatos libres de trabajadores. Pero la ruptura de la negociación colectiva entre los sindicatos y la CEOE refleja la inconsistencia del pacto social sellado en las urnas. Cuando parecía llegar el pacto, el presidente de la patronal dio un vuelco a la situación y situó las negociaciones en su punto de partida. La derecha presentó un nuevo borrador hecho a la medida del bien avenido maridaje entre la CEOE y el PP. Sin ningún disimulo, Arturo Fernández, líder de la patronal madrileña (CEIM), presidente de la Cámara de Comercio madrileña e íntimo amigo de Esperanza Aguirre, ha sido quien ha fraguado la ruptura del posible acuerdo. Rajoy, lejos de definir de parte de quién está, si con los sindicatos que defienden los intereses de los trabajadores o con la patronal que defiende la rentabilidad de las empresas a costa de explotar al trabajador, lleva diez días sin aparecer.

Volviendo al inicio, el votante de la derecha debe saber que el PP, a través de la FAES y la CEOE, está haciendo lo posible –y lo está consiguiendo– para que no haya acuerdo en la negociación colectiva; tratando de que un hipotético Gobierno del PP tenga las manos libres.
Pedro Taracena Gil
Madrid

Reescribir la historia
no hará cambiar el pasado
El Diccionario Biográfico es un libelo propagandístico que sorprende a los que hemos padecido el franquismo, el pensamiento único, el terror de no poder hablar ni en la calle libremente, la represión con fusilamientos hasta la víspera de morir Franco en su cama, etc. España nunca aprenderá de la historia porque siempre hay presuntos historiadores reescribiéndola a su medida. Son parte de aquellos que creen que España les pertenece: nadie la ama como ellos, sobre todo si mandan y, si no, vale todo para desalojar a quien esté al mando. Pues que paguen ellos ese trabajo tan bien terminado para los intereses de algunos académicos. Y, después, que tengan la dignidad de dimitir. En cuanto a la RAH, espero que hile más fino cuando elija a sus componentes.
Francisco Francia

El descontento es tan real
como mutuo
El rey ha reñido a la prensa por sus "exageraciones" respecto a su mala salud, ahora tan evidente. Pero la salud de un rey es un asunto de Estado y el secretismo con el que la Casa Real ha tratado el tema demasiadas veces justifica la insistencia de los periodistas, que son también representantes reales de los ciudadanos, aunque tampoco hayan sido votados y aunque también alguno se pase en ocasiones de la raya. El descontento es, pues, tan real como mutuo, pero mucho más fundado por parte de los ciudadanos y sus periodistas contra quienes así les ocultan, como a niños, el estado de ese ahora representante legal del pueblo.
María José Téllez Diego
Madrid

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