Cartas de los lectores

18 de junio

Carles Navales y la lucha antifranquista
Morir repentinamente a los 59 años es una gran cabronada. En el caso de Carles además nos priva de una memoria irónica, divertida y certera sobre un periodo clave de nuestra historia: el del papel de la lucha sindical en el franquismo y la Transición. Hoy, cuando la memoria de la Transición se polariza entre los que nos presentan una época ejemplar, con las figuras del rey y Suárez como únicos protagonistas, y los que revisan y revisan el papel de la izquierda y los trabajadores, para poner en cuestión esa Transición y sus resultados, figuras como las de Carles nos llevan a la realidad de esos años. El trabajo del PCE y CCOO dentro del Sindicato Vertical fue una clave de bóveda durante el último decenio de lucha antifranquista. El éxito de CCOO en las grandes empresas, en las elecciones del Sindicato Vertical en 1966, provocó el mayor movimiento huelguístico en España desde la República, pero la represión y los despidos masivos lo descabezaron a principios de los setenta. Ese es el momento en que emergen a la política y al sindicalismo las generaciones de los que tienen entonces entre 20 y 30 años, entre ellos Carles, cabeza visible de la huelga de Elsa y el Baix Llobregat en 1974. Su lucha permitió que en España hubiese democracia, no perfecta, pero sin exclusiones. A ello contribuyó Navales y todos los que como él pusieron su vida al servicio de la libertad y la igualdad.
Adolfo Piñedo y Andrés Gómez sindicalistas y amigos de carles navales

La productividad de dentro
y de fuera del Congreso
Entre la percepción de que la política tiene cada vez menos peso en la configuración de una sociedad que procure mayor bienestar, la decepción causada por la corrupción, y la imposibilidad de alcanzar pactos de Estado, ¿es sorprendente que la ciudadanía esté desencantada con los políticos, tal como viene indicando el barómetro del CIS desde hace más de un año? Según parece, la propuesta de reducir un día los plenos de los diputados tendría una repercusión moderada en la actividad parlamentaria, ya que, debido a la pobreza de las propuestas legislativas, en la práctica son pocos los jueves en los que hay sesiones. O sea, mientras en las calles y en las redes sociales se origina un huracán de inquietudes, sueños e ideas orientadas a construir un mundo más amable, en el Congreso el aire está en calma. ¿No es en la adversidad cuando se agudiza el ingenio? ¿No hay que incrementar la productividad?
Alejandro Prieto Orviz
Gijón (Asturias)

Recuerdos de una pesadilla...
y de un despertar
He tenido una pesadilla. La sociedad giraba a la derecha, veía que expertos hacían apología del franquismo en diccionarios subvencionados por el Estado, que partidos antidemocráticos llegaban a las urnas con un discurso tan xenófobo que provocaba náuseas; pero lo peor de todo es que esa gente recibía la gran mayoría de votos en algún municipio. También me azotaba la cifra de parados, que rondaba los cinco millones de personas sin trabajo y un paro juvenil que superaba el 40%. En esta pesadilla, el Estado del bienestar se veía amenazado por unas tijeras ávidas de cortar todo a su paso. Por si fuera poco, en la Unión Europea sólo quedaban gobiernos que tenían por santos a Margaret Thatcher y a Ronald Reagan, entre otros.
La parte buena de esta pesadilla es que mucha gente había despertado y pedía el cambio, aun teniendo en su contra multitud de perros de presa, que se limitan a ejercer el divino derecho (Ironía mode: on) de represión sobre la gente que se reúne pacíficamente. Sólo deseo que la próxima vez que me meta en la cama sea para soñar que esto ha cambiado, y que "impunidad" será una palabra para meter en el relicario; una reliquia de un pasado superado.
Mathías Balay Giffuni

Blanes (Girona)

Acciones y omisiones
del Partido Popular
El PP, lejos de condenar el franquismo, acepta y fomenta habitualmente sus formas de expresión. Niega cualquier mejora en los derechos de los trabajadores, desprestigiando a las organizaciones sindicales. Pone su veto a cualquier reforma que pueda quebrantar el maridaje entre Estado e Iglesia. No les interesa condenar el Diccionario Biográfico Español porque afectaría a los suyos.
En estos días se han dado el abrazo del reencuentro con los falangistas de Santoña, recordando los viejos tiempos, cuando juntos derribaron a la República. Sobre la Memoria Histórica, se convierten en negacionistas. Obligan a los abertzales a que condenen los crímenes de ETA, negándose ellos a condenar los del franquismo. No obstante, aceptan por imperativo legal la Constitución, pero la quieren fosilizada, sin posibilidad de avanzar en la democracia real. Tampoco les hace ninguna gracia el Movimiento 15-M y hacen todo lo posible para borrarlos del mapa, aliándose con los de siempre: los comerciantes (el capital) y las bendiciones de la Iglesia. "Los reunidos tienen problemas con su alma", dice Rouco, cardenal de Madrid. ¿Qué dudas hay sobre la vocación franquista del PP?
Pedro Taracena Gil
Madrid

Un verano sin libros
en mi biblioteca de Sevilla
Me encuentro en estado de shock tras leer que, debido a las medidas de austeridad y ahorro que ha adoptado la Consejería de Cultura, "la Biblioteca Infanta Elena cerrará por las tardes como medida de ahorro". ¿Disculpe? Con semejante recorte Andalucía ya saldrá a flote para siempre. Lo malo es que esta medida también recortará el fomento de la lectura y el derecho a hacer uso de unas instalaciones que están siempre a rebosar. Créanme. No miento. Sólo tienen que darse una vuelta por allí. Y digo yo, si soy uno de los poquísimos afortunados que hoy tienen trabajo, si soy fiel asidua a la biblioteca, si soy amante de los libros y si mi trabajo coincide con el escaso horario de apertura, ¿qué hago?
Siempre aplaudiré medidas que supongan un ahorro, pero hay otras direcciones a las que apuntar para que no siempre sea el ciudadano de a pie el que tenga que pagar el pato. ¿O no?
Luisa Mª González Peralías
Sevilla

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