Cartas de los lectores

2 de agosto

La dura vida en la calle
Llevo varios años viviendo en las calles de Madrid por circunstancias que ahora serían muy profusas de contar. El pasado mes de abril sufrí una agresión cuando dormía con otras personas en mi misma situación en los alrededores del Parque de la Bombilla. Debido a las lesiones sufridas, me tuvieron que extirpar el bazo. La policía, hasta el día de hoy, no ha hecho nada para localizar a los culpables ni para evitar que se produzcan este tipo de agresiones, a pesar de que son frecuentes entre el colectivo de personas sin hogar.
Y sigo durmiendo en la calle, tras un postoperatorio de dos días y una costura con grapas de más de 35 cm. Eso, a pesar de haber solicitado una plaza de alojamiento al Samur Social, que lo único que me ofrece es plaza en un centro con butacas. Es falaz decir que las personas que estamos en la calle no queremos ir a los albergues. Por eso quiero hacer llegar esta situación con la ayuda de los voluntarios de Solidarios que se han interesado por mí.
Baldomero Francés / Madrid

La juventud y Esperanza
Esperanza Aguirre sufre ceguera patológica cuando toca hablar de juventud. Los jóvenes madrileños afrontamos la emancipación casi como el que va a la guerra. En primer lugar, enfrentándonos a que 7 de cada 10 jóvenes no trabajamos en aquello para lo que hemos estudiado, por no hablar de la tasa de trabajo temporal de los menores de 25 años, que es del 85,8%. Y encima, para darnos la puntilla, la presidenta sube el precio del metro –y en el mes de agosto, claro, para que haya menos protestas–, alegando el incremento de precios en la gasolina... ¿la gasolina? ¡Pero si el metro es eléctrico! ¡Nos toma el pelo!
Si el doctor House le tratara el problema, hallaría alergia juvenil crónica. Es una pena que no sepa aprovechar el momento histórico en el que nos encontramos para dar un impulso socioeconómico a la juventud madrileña. "Qué buen vasallo sería, si tuviera buen señor", decía el Cid. Aunque la juventud nunca será vasalla de nadie.
Alex Martín Jiménez / Móstoles (madrid)

Sentencias
Esta vez no ha comentado Jiménez Losantos que le sale barato insultar y faltar el respeto, como dijo a raíz de la sentencia por infamias en el juicio por la denuncia del alcalde de Madrid. Con la condena por intromisión ilegítima del derecho al honor del ex director de ABC le dolerá el bolsillo. Cien mil euros de indemnización más la publicación de la sentencia en tres diarios es una buena condena.
Ese mal periodista, al que aún le quedan unos cuantos juicios pendientes por acusación de manipulación de pruebas a los policías que investigaron el atentado islamista, alega en su favor la ironía y la libertad de expresión. Si uno se toma la gran molestia de escucharle cualquier día un minuto comprobará que sus acusaciones e insultos no tienen tono irónico. En cuanto a la libertad de expresión, está claro que no entiende de qué se trata realmente: cree que es el derecho a que él insulte y acuse a los demás de todo lo que se le ocurra.
Su reacción contra la última sentencia es que en septiembre lanzará una batería de denuncias contra medios de comunicación que le han dedicado barbaridades mayores que las pronunciadas por él. Su andadura por los juzgados será infinita, y lo malo es que no podremos librarnos de contemplar su desagradable figura en la prensa. A todo esto, la Conferencia Episcopal pagando el trabajo que le conduce a los tribunales. De vergüenza.

Antonio Nadal Pería / Zaragoza

Gracias por la patata de siembra
Este año se celebra el Año Internacional de la Patata, declarado por la FAO. Durante este tiempo se han llevado a cabo conferencias y estudios sobre este maravilloso tubérculo que se cultiva como alimento en unos 100 países.
Las patatas, además de ser un importante aporte de energía, son una buena fuente de vitaminas y minerales. Pero nos preguntamos: ¿cuánto trabajo se esconde detrás de un plato de patatas o de una bolsa de patatas fritas? Muy pocos lo saben y desgraciadamente cada día menos.
Durante estos días he podido viajar por carreteras de Castilla, concretamente de Burgos y de Palencia, y he podido apreciar extensiones de campos plantados de patatas. Estos agricultores no las plantan para el consumo, que ya sería un trabajo honroso, sino que se trata de las mal llamadas patatas de siembra, porque las que ellos producen es para ser plantadas por otros, trabajo más honroso aún, pues si la patata es el principal producto para reducir el hambre en el mundo, producir patatas para que otros las produzcan en gran cantidad es una maravillosa obra.
Quiero agradecer, desde estas líneas, a los agricultores burgaleses y palentinos que juntos producen y certifican más del 70% de la patata de siembra española. Con ella, tal vez sin saberlo, están dando facilidades de comida barata a millones de
ciudadanos.
 Domingo Martínez Madrid / Baños de Valdearados (Burgos)

Rajoy y sus milagros contra la crisis
Mariano Rajoy, en su reciente encuentro con el presidente Rodríguez Zapatero, recetó las medidas económicas que, a su entender, eran las mejores para hacer frente a la crisis: limitar el crecimiento del gasto público y aprobar un plan de austeridad de las administraciones públicas.
Parece que el señor Rajoy no se entera de las cosas, o quizá no quiere enterarse, porque dentro de su casa no predican con el ejemplo, sino más bien lo contrario: los que viven en ella enarbolan un keynesianismo feroz, como Francisco Camps, presidente de la Generalitat Valenciana: gastar, gastar y gastar. Lo malo es que gastan en inversiones improdutivas y deficitarias, convirtiéndose en los nuevos liberales abanderados de la deuda pública y del gasto. ¿No se ha enterado el señor Rajoy que las CCAA también son Estado?
Jordi Oltra Vicedo / Quatretonda (Valencia)

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