Cartas de los lectores

4 de agosto

Discriminación
Tengo un locutorio en Gandía y voy a cerrarlo. El 13 de julio vino una inspectora de Trabajo, pero yo estaba en la comisaría de Gandía por lo que le pedí a un amigo que me ayudara. La inspectora levantó acta alegando que era ilegal. Volvió el domingo siguiente; yo estaba en casa y mi pareja, emigrante legal, hijo y nieto de español, con papeles en regla y trabajo, estaba en el locutorio. La inspectora le llamó "sudaca" y le dijo que lo iba a denunciar porque como no estamos casados él no pinta nada aquí. Además, le comentó a mi abogado, textualmente: "¿Qué se creen estos extranjeros que vienen a España a darnos lecciones?".
Me dijeron que el primer domingo que vino la inspectora habían dado el soplo para que no fueran a trabajar los ilegales. La principales riquezas de Gandía son la naranja, la construcción y el turismo, que se alimentan de trabajadores ilegales, pero no se atreven a ir contra ellos. Son fuertes con el débil. No puedo saber quién me ha denunciado.
Carolina Fernández / Gandía (Valencia)

Pingüinos
Los pingüinos se han vuelto emigrantes, unos se desplazan a Brasil y otros se han venido a Zaragoza, a participar en la fiesta de la Expo.
A las playas de Brasil llegan muchos de ellos muertos; los vivos son acogidos en zoológicos. Se sospecha que esta emigración se debe al deterioro de su medio ambiente. Yo creo que también se han cansado de vivir hacinados, tan amontonados unos junto a otros que no pueden ni acostarse.
La llegada de los pingüinos a Zaragoza ha costado 300 euros por cabeza y algunos ya han desaparecido río abajo sin saber dónde han ido a parar. Es posible que algún vecino de los alrededores haya adoptado a alguno en su casa. Tendrá que colocarlo en la bañera y darle de comer abundante pescado.
Estos que han preferido Zaragoza a Brasil se habrán dejado engañar por el iceberg, tan parecido a su hogar, aunque sea un iceberg de pega, pues ni las aguas del Ebro ni el calor de estos días dan para tanto.
Antonio Nadal Pería / Zaragoza

En el punto de mira
Como activista gay, víctima de dos atentados de los que afortunadamente resulte ileso, quiero expresar mi solidaridad con el magistrado y miembro de la Fundación Triángulo, Fernando Grande Marlaska, por estar en el "punto de mira" de la banda terrorista ETA.
Digámoslo claramente: todo aquel, sea vasco, serbio o español, que anteponga el nacionalismo tribal como valor absoluto y por encima del respeto a la vida y los derechos humanos actúa como un fascista.
Crítico con un mundo global capitalista, entiendo, sin embargo, que la condición humana no nos permite vivir sin jueces ni policías. Como dijo cierto antropólogo: "Legislamos para defendernos de nosotros mismos".

Javier Posa Lozano / Barcelona

Aumenta el paro: busquemos soluciones
El número de desempleados ha aumentado en 207.400 personas en el segundo trimestre del año. El ministro Solbes ha reconocido que "estamos en la situación económica más compleja de las últimas décadas". En un telediario se ha comentado, tras conocer los datos del INE, que en España ya hay más de medio millón de familias con todos sus miembros en paro (553.900).
De nada sirve ser agorero, pero es imperdonable que ante los datos y hechos reales se siga jugando al escondite y se ignore la realidad. ¿Qué pasará dentro de 10 años cuando haya que pagar pensiones a un número mucho más elevado que los que coticen? ¿Quién pagará todos los gastos de farmacia de una población envejecida que consumirá y necesitará muchas medicinas? ¿Somos conscientes de que hay una parte muy importante de población que en su vida ha estado más años cobrando el paro que trabajando?
Con frecuencia tengo la impresión de que desde el Gobierno no se estudian a fondo los problemas. Que se les va el presupuesto en gastos de representación, temas parcialmente interesantes o en poner parches locales. Deberíamos ser más exigentes con los que manejan nuestros ahorros y reclamar hechos, no palabras; resultados positivos, no sonrisas; o enviarles al paro cuando no han trabajado bien como ocurre con el resto de los mortales.
Pilar Crespo Álvarez / Tarragona

El negocio de la Iglesia
¿Cuánto vale su fe? En principio se presupone que nada. Pues para la Iglesia tiene precio, en concreto 3 euros, que es lo se cobra por entrar en las catedrales de Ávila y Cuenca.
Si la intención es la de invertir este dinero en sufragar los arreglos de estos templos, me parece una idea estupenda... Pero, por otra parte, si este es el motivo, ¿a dónde va a parar el dinero que entrega todos los años el Estado a la Iglesia? Sí, el de los impuestos. Me parece inaudito subvencionar a la Iglesia, pero lo de tener que pagar por entrar a ver la Casa de Dios, me parece una broma.
Si la Iglesia no es capaz de hacer frente a todo su patrimonio, quizás debería vender alguna de sus posesiones. O, quizá, en vez de colgarse crucifijos de oro, los pueden sustituir por otros de madera.
María del Mar Rodríguez Vega / Madrid

Violencia televisiva
En estos días se habla de la inmigración, de los toros, pero no de los niños y la televisión. Esos niños que, aún existiendo un Código de Autorregulación de Contenidos, ven a diario violencia sin sentido en el canal Cuatro, en el espacio de lucha libre Smashdown.
Es increíble que mientras se lucha por abolir la salvajada de los toros, o se promueven leyes para luchar por grupos marginales de población, se permita que una cadena de televisión emita, con total impunidad, escenas donde se imita la acción de partir cuellos, golpear, partir columnas y demás salvajadas. Y todo en un espacio supuestamente denominado "infantil". Luego se llevarán las manos a la cabeza.
Jairo González Quinteiro / Mieres (Asturias)

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