Cartas de los lectores

25 de diciembre

Crisis de la naranja
De todos es sabido el gran problema que existe a día de hoy en el campo: márgenes negativos para el agricultor y desorbitados márgenes positivos para la distribución (punto de venta final). En el caso de la clementina, estamos hablando de más de un 600% de margen bruto y en el de la naranja de más de un 500%. Y es de todos sabido que los mayores riesgos –heladas, pérdidas de cosecha, robo, etc.–, así como la suma de los costes de producción (abono, agua, mano de obra, etc.) son soportados económicamente por el agricultor.
Ante el conocimiento del problema, urge tomar soluciones. Y estas, bajo mi punto de vista, pasarían por: una mayor concentración y fuerza de los productores para tener poder de decisión a la hora de fijar el precio de venta y despertar a nuestra Administración para que participe en este asunto. Además, es necesario conseguir mayor transparencia e información, fomentando ferias y puntos de reunión y contacto entre el proveedor, agricultor y cliente para poder seleccionar nuevas vías de salida del producto (exportación y mayor eficiencia en los procesos).
Por último, hay que fomentar la búsqueda de canales alternativos que ya se están desarrollando en los últimos años, como la venta directa a través de Internet. De esta manera conseguiríamos que mejore el acceso al cliente final (algo hasta ahora inalcanzable por la vía tradicional).
Antonio Casterá / Puerto de Sagunto (Valencia)

Mejor callado
No perdona una, no deja pasar la más mínima oportunidad para abrir la boca y meterse en lo que no le corresponde. Rouco Varela no aprende a mantenerse fuera de la esfera política. Si eres religioso, predica lo que tu jefe os dejó encargado y haz lo que se supone que él hizo: el bien y no marginar a nadie.
Una vez más lo tuvo que hacer. Abrir la boca y meter cizaña en asuntos que no le corresponden. La Iglesia católica española y su máxima autoridad en nuestro país, Rouco Varela, no se dan por aludidos cuando se les pide que no entren en temas políticos. Por el contrario, la Iglesia sigue y sigue en su empeño de formar parte de la vida política.
En la última celebración de la Eucaristía, presidida y llevada a cabo por su presidente, Rouco Varela, no pudo resistir la tentación y mandó un mensaje de lucha contra la futura reforma normativa del aborto que está preparando el Congreso.
Y es que no nos enteramos, los cristofóbicos –como les gusta llamarnos ahora–, debemos leer las Santas Escrituras, aprender y practicar la caridad cristiana. Pues si lo que entienden por caridad cristiana es marginar a las personas que tengan una tendencia sexual distinta a la establecida por la Iglesia, condenar a las mujeres por no querer llevar adelante un embarazo –por diversas razones como, por ejemplo, por ser menores de edad, haber sufrido una violación etc.– bendito sea mi concepto de caridad, amor, solidaridad, amistad, comprensión y ayuda.
Ana Alonso

Crisis de confianza

El mundo entero vive inmerso en una crisis "de confianza" sin precedentes, fruto de la codicia, el engaño y la mentira. Asistimos atónitos a rescates financieros multimillonarios, a ayudas a bancos que hasta no hace mucho presumían de sus cuentas de resultados, a entidades a las que sólo les falta cobrar a sus clientes por entregar en una ventanilla el dinero fruto de su trabajo, y todo, para que acaben jugando con él a las casitas o construyendo pirámides que se desmoronan en cuanto surge la desconfianza.
"El Estado acude", dicen los políticos en todos los idiomas que se hablan en este mundo globalizado y cada vez más deshumanizado, cuando deberían decir "el Estado rescata a los ciudadanos".
Mientras determinados organismos internacionales, como el FMI, se dedican más que a prevenir ciertos desastres o a aportar soluciones, a hacer de futurólogos con sus cambiantes previsiones, los políticos ayudan con el dinero de nuestros impuestos a quienes tratan de rentabilizar lo que nos quedaba después de cumplir con nuestras obligaciones tributarias.
Hombres sin escrúpulos
–que se han llenado los bolsillos con grandes estafas sostenidas gracias a "la confianza", a la ingenuidad y, por qué no decirlo, al "no pregunto, no me interesa" de muchos ciudadanos que se han beneficiado del engaño– son ahora los principales protagonistas de una debacle económica que sobrepasa a los Gobiernos de todo el mundo independientemente de su signo político.
Alberto Ríos / Madrid

Contribución a la igualdad
A pesar de la existencia del misterioso Ministerio de Igualdad, cuya titularidad ostenta Doña Bibiana Aido, ahora resulta que perdemos puestos en el único objetivo para el que fue creado.
Según el Foro Económico Mundial, España ha perdido 7 puestos en el Índice Global de Disparidad entre Géneros 2008 sobre un ranking de 128 Estados. Dicho foro se encarga de clasificar anualmente a los países que más reducen las desigualdades entre hombres y mujeres en temas tan importantes como la educación, sanidad, participación pública, nivel económico y acceso a puestos del poder político.
Como siempre, encabezan los mejores resultados los paises nórdicos: Noruega, Suecia y Finlandia.
España, en el año 2007, era una de las naciones que mas avanzaba en el terreno de la igualdad y ahora ocupa el puesto 17, siendo superada por Estados en vías de desarrollo como Filipinas o Sri Lanka.
Por tanto, vistos los datos, no entiendo el nombramiento de Bibiana Aído al frente de este ministerio y, quizás, tampoco la eficacia del mismo.
Jose Tomás Cruz

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