Cartas de los lectores

27 de diciembre

Resolución judicial
Después de conocer el resultado de la decisión que han tomado los miembros del Consejo General del Poder Judicial sobre el juez Tirado y su posible responsabilidad en el retraso de la ejecución de la sentencia de Santiago de Valle, a los ciudadanos no nos queda más remedio que sentir una gran decepción y corroborar que la justicia no es igual para todos.
En un lado de la balanza que sostiene la señora de los ojos vendados (aunque en esta ocasión parece que tiene un ojo abierto), están los poderosos, los que tienen rango superior y nos juzgan a los demás; mientras que en el otro lado, nos encontramos los demás, expuestos a cualquier arbitrariedad. Es bochornoso el corporativismo, máxime si vemos la sanción que se dio a la secretaria del mismo juzgado, que lógicamente tiene su responsabilidad. Mantener la multa de 1.500 euros parece un premio. Señores del CGPJ, una vez más, se ha hecho bueno eso de prietas las filas.
Isidoro Sánchez Martín / Madrid

La Iglesia y los gays
La Conferencia Episcopal española sigue en su particular guerra contra los homosexuales. La sociedad laica no le discute su legitimidad de establecer las pautas de conducta que han de seguir sus fieles a lo largo de su vida, pero tiene que soportar estoicamente sus continuos empellones.
La Conferencia Episcopal, más que intentar sabotear nuestro ordenamiento jurídico, lo que debería hacer es llamar al orden a sus fieles: ¡sólo el 6% de ellos cumple con sus preceptos religiosos! Si la sociedad laica se condujera como los profesantes católicos, esto sería la repanocha.
Ahora, Ricardo Blázquez comparece al ágora para invitarnos a superar la "desfiguración sustancial" que supone, según él, llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo. La sociedad laica no entiende que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo sea una "desfiguración sustancial" de nada, sino un derecho consagrado en nuestra legislación. Y es ese código por el que la sociedad laica se ha de regir y no por los postulados de unos señores que deben su cargo a una cosmogonía de difícil digestión, que en su día gozó de gran predicamento pero que hoy parece estar en franco retroceso.
Si la Conferencia Episcopal se quiere ganar el respeto de la sociedad laica, lo primero que debe procurar es ganarse el respeto de sus fieles y, luego, acatar el ordenamiento jurídico, que es para todos (incluida la Conferencia Episcopal) de obligado cumplimiento.
Mario L. Sellés / Madrid

Okupas
Soy una señora de 53 años, vecina del barrio de Montealto, situado en A Coruña. Desde hace unos meses, hay una casa ocupada donde se realizan actividades culturales, muchas de las cuales han contado con mi asistencia. Me considero afortunada por tener unos vecinos tan agradables como estos okupas, chavales capaces de dedicar su tiempo a ofrecer una opción a la juventud fuera del botellón y del consumismo desenfrenado.
Ahora bien, la ley está en contra; sitios como este tienen los días contados, son sacrificados para servir a la especulación inmobiliaria. No sé cuál podría ser la solución legal, pero es triste ver que las alternativas de ocio constructivas están en contra de los intereses del lucro desenfrenado de unos pocos.

Me gustaría seguir teniendo cerca a esos buenos vecinos. Aunque sean unos pintas, los veo honrados y sanotes, mucho más de lo que se puede decir de muchos promotores inmobiliarios de traje y corbata.
Ch. Meléndez / A Coruña

La lógica del rey
En el mensaje de Navidad, su majestad ha dicho que para salir de la crisis los trabajadores han de tirar juntos del carro. Y lleva toda la razón: en un país con más de tres millones de parados, ya lo hacían en tiempos de bonanza económica, mientas iban subidos en ese carro especuladores, banqueros, empresarios sin escrúpulos y oportunistas de todas las especies.
Lo que no hemos podido escucharle y lo lamentamos profundamente es ningún reproche a los responsables de la crisis.
Ya se sabe que es un discurso real navideño, pero, ¿es un mensaje de realidad? Y la tozuda realidad nos dice que, como siempre, serán los asalariados los que vuelvan a poner a flote nuestra maltrecha economía para el disfrute de unos pocos.
Decía Nietzsche: "En la realidad, no ocurre nada que corresponda rigurosamente a la lógica". Y el discurso ha sido el lógico discurso de un rey.
Pedro José Narváez y Juan Manuel Canle / Cádiz

Ley Antitabaco
Todo el mundo es consciente del fracaso de la llamada Ley Antitabaco en el sector de la hostelería... menos, según parece, Bernat Soria, el ministro de Sanidad.
Ante las denuncias de los no fumadores y de las organizaciones médicas; ante los datos objetivos que denuncian la condena a que están sometidos 800.000 trabajadores de hostelería, los cuales se ven obligados a respirar el humo de los demás; ante la imposibilidad que tenemos los no fumadores de estar en un bar, restaurante o cafetería sin humo; ante todo ello, el ministro no sabe, no contesta.
Un ministro que levantó fundadas expectativas de buena gestión basadas en su trayectoria profesional, pasado el tiempo observamos que no, que la salud de la gran mayoría de los españoles, que no fumamos, preocupa poco tanto al ministro como a los diputados y senadores.
Nadie tiene la iniciativa de proponer la modificación de la ley en cuestión. Por favor, hagan algo de una vez. En otros países de nuestro entorno ya lo han hecho y todo parece indicar que su Ley Antitabaco funciona.
Hilario González Fernández / Laredo (Cantabria)

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