Cartas de los lectores

01 de marzo

El camino civilizador
Aunque aún nos quede un gran trecho por recorrer en el camino civilizador, debemos dar gracias por vivir en una época y en un país donde, en buena parte, ya hemos aprendido a resolver los conflictos mediante la palabra y las leyes. Y, aunque todavía lo hagamos de forma precaria, algo hemos avanzado; pues, para defender nuestro espacio, nuestras ideas o nuestros derechos, ya no es necesario hacerlo a garrotazos.
No caigamos en el error de pensar que lo conseguido no tiene vuelta atrás. En la historia tenemos ejemplos de que la civilización también retrocede con rapidez hasta extremos cavernícolas y vergonzantes. Aunque convengamos que la palabra es la mejor herramienta para un entendimiento civilizado, no olvidemos que las palabras no son siempre inocuas y que, a veces, se pueden convertir en puñales que hieren.
En un espíritu herido pueden despertarse los instintos más primarios para intentar destruir a quien le ofende. Por esta razón, cuando observo a algunos políticos y medios de comunicación sacar las navajas dialécticas de la insidia para enfrentarse a sus oponentes, siento que el enconamiento y la polarización social nos podrían llevar de nuevo a momentos oscuros de nuestra historia. Intuyo que los conflictos futuros de la humanidad vendrán motivados por la escasez de recursos, pero también por el enfrentamiento ideológico que, a veces, puede ser tan peligroso, o más, que la escasez y la pobreza.
Pedro Serrano Martínez /Valladolid

El destrozo de la ‘herriko’ taberna
Nunca he sido partidario de aplicar la ley del talión, basada en el principio jurídico de la Justicia retributiva, en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, es decir, una pena idéntica a la acción delictiva. La expresión más famosa de esta ley es la de "ojo por ojo y diente por diente".Y tampoco soy partidario de que cada uno de nosotros nos tomemos la Justicia por nuestra mano; para eso, nos hemos dado un sistema constitucional y político que determina un Ordenamiento jurídico en el que es posible la convivencia civilizada.
Emilio destrozó con una maza el bar donde se reunían partidarios de prácticas violentas en el País Vasco. Lo hizo a cara descubierta y dando muestra del hartazgo que tenemos todos los españoles de esta clase de gentuza, que no son capaces de mostrar sus ideas a través de la democracia y lo tienen que hacer a través de la violencia y de las armas. ¿Hasta dónde llega la burricie de esta gente que se atreven a llamar fascistas a todos aquellos que no comparten sus macabras prácticas, entre ellos a este joven?
Pues bien, deben saber que una de las principales características del fascismo es su cualidad autoritaria, justo lo que ellos hacen, ya que, o estás con ellos, o te extorsionan, o te exilian. Así que creo que deben aplicarse ellos este calificativo.
Óscar Pardo /Valencia

La Iglesia, a lo suyo

Este no es un mundo global donde los beneficios lleguen a todos. Es global para el sistema: multinacionales, religiones, militares, etc. Bertone, Rouco; Rouco, Bertone, tanto monta, monta tanto... No nos engañemos. Rodríguez Zapatero, fiel a la historia del PSOE en sus relaciones con la Iglesia, no se atreve a proclamar un Estado laico efectivo sin intenciones demagógicas.
El Vaticano no cede, ni cederá si no se pasa al siguiente escalón: no darles ni un sólo euro de dinero público, que se financien con sus múltiples recursos. Si estamos en un Estado aconfesional, ¿por qué no lo parece? ¿por qué se juran los cargos ante la Biblia y el crucifijo?
Manuel Caballé Cantarino/ Mondarriz (Pontevedra)

Los fueros de los españoles
Está comprobado que la política, como cualquier otra industria de la fama, es una feria de vanidades, hurtos, disimulos y codicias. Muchos amantes de lo ajeno, con grandes dotes dramáticas, se acaban apoderando de lo nuestro después de colarse en la cama, atravesando las urnas. Urnas que nos hemos dado creyendo que con eso hacemos democracia.
Abundan por estos predios cautivos un sinnúmero de truhanes cuyo escaso seso se nutre, casi exclusivamente, de los hediondos humores que cosechan en sus variopintas y oscuras faenas. La política nos salva de la selva, pero ¿quién nos salva de los políticos? Habría que plantearse urgentemente y con absoluto rigor qué hacer con esta industria de la fama que, como dijo Quevedo: "Pues que da y quita el decoro, / y quebranta cualquier fuero, / poderoso caballero / es don Dinero". Tenemos que sellar nuestras urnas a los quebrantadores de los fueros. Eso lo sabemos todos, pero ¿cómo hacerlo?
Mario López Sellés /Madrid

Corrupción y política
¿Alguien piensa que cuando se instauró el euro y los precios se dispararon nuestros políticos no sabían qué estaba pasando? Y cuando el precio de la vivienda se multiplicó por dos, ¿alguien cree que no se pudo hacer nada para evitarlo? ¿Alguien ha pedido explicaciones o ha denunciado a los constructores que hace bien poco se enriquecían con usura a costa de la necesidad ajena y ahora se declaran en quiebra, dejando a miles de trabajadores en la calle y abandonando a medio construir pisos de gente que ha invertido en ellos todos sus ahorros?
No nos engañemos, los gobiernos trabajan para los dueños del dinero esquilmando al pueblo. Ahora pretenden regalarles la sanidad pública. ¿Creéis que cuando la tengan en su poder velarán por nuestra salud o por su dinero? No nos dejemos engañar.
Antonio Montalvo /Madrid

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