Cartas de los lectores

18 de marzo

El aborto
Con qué desparpajo arremete la Conferencia Episcopal contra la ampliación de la Ley del Aborto que, previo informe de expertos, piensa acometer el Gobierno socialista en el poder. En esta ocasión, se
trata de hacer propaganda con un dibujo de un niño y un lince. Los buitres leonados también están en peligro de extinción...
Escoger el lince como especie protegida tiene su intríngulis. Antes se decía "sabe latín" de algún espabilado, un listillo. Al ver las imágenes en la televisión del póster del niño –tan gordito y sonrosado él– y el lince, la leyenda sobre esta "especie protegida" se me iba desplazando paulatinamente hacia el hábito de monseñor (Martínez Camino) sin poder evitarlo.
Cuando los medios se preguntan de dónde saca la Iglesia los fondos para esta abultada propaganda contra la futura Ley del Aborto del Gobierno en medio de la crisis económica tan aguda que padecemos todos, me acuerdo enseguida de ese 0,52% del IRPF que pasó a 0,7% para la Iglesia, por la cruz. Se dice que "es de buen nacido ser agradecido". La Iglesia seguirá recibiéndolo todo y, a la vez, mordiendo la mano del generoso estúpido.
Vicente Monje/Madrid

Especie desprotegida
Comprendo muy bien la alarma del portavoz de los obispos ante el peligro de extinción de una especie "desprotegida". Pero no hay que ser un lince para entender que no se trata aquí del lince ibérico, ni siquiera de un niño español, sino de su propia subespecie,
la de obispos sin alma capaces de excomulgar a quienes han salvado a una niña de 9 años violada que podría haber muerto por estar embarazada de mellizos, como ha ocurrido en Brasil.
La ciencia, los derechos humanos reales y la libertad de prensa están poniendo cada día más en evidencia los gravísimos daños causados por esa subespecie invasora que quiere imponer sus antinaturales decretos a todos, por la fuerza de las leyes del Estado; decretos que no están, ni de lejos, basados en sus mismos libros sagrados.
En realidad, estos obispos nunca se han mojado de verdad, ni han salido a la calle para pedir ayuda para los niños necesitados. Sólo les interesa crear absurdas leyes y pecados cuya posterior absolución les dé aún más poder entre sus creyentes.

De ahí que los ciudadanos se desvinculen cada vez más de esa subespecie antinatural, cuya creciente decadencia y previsible extinción constituirá un notable triunfo de la vida en favor de las especies normales y equilibradas, tanto humanas como animales.
Verónica Castro/Madrid

Todo por el medio ambiente
Como a la concejala de Medio Ambiente de Madrid le molesta vivir en una ciudad donde tenga que ver a gente hurgando en la basura para hacerse con alimentos excedentes de los supermercados, pretende erradicar la situación nada menos que multando a esa gente con hasta 750 euros, ¡toma ya!
Yo propondría que esos detectives de la basura se dedicaran, en lugar de a ello, a ofrecer un servicio de recogida de alimentos excedentes de los supermercados para que puedan ser utilizados en los comedores sociales, a los que tendrían acceso las personas que puedan acreditar, por su nivel de vida, que necesitan la ayuda del Estado. Además, estos tendrían que estar financiados con dinero público de esos fondos destinados a aquello que no es vital, como, por ejemplo, toda esa parafernalia de la iluminación de Navidad. Para eso se constituyó un Estado social de Derecho y no uno neoliberal.
Y ¿qué hay del dinero de las multas que ahora necesitamos recaudar?, se preguntarán. ¿Qué les parece si les pone, a aquellos a los que salta a la vista que se lo pueden costear, el doble del importe? Este sería el caso de aquellos establecimientos que, en lugar de colaborar con este servicio público, siguen tirando a los contenedores alimentos que aún son aprovechables. Por otra parte, esta señora dice que también multará al que recicle mal, pero es que si estos detectives no consiguen averiguar de quién se trata, lo pagará la comunidad de vecinos. Justos por pecadores, eso sí, todo por el medio ambiente y no con fines meramente recaudatorios.
Daniel/Madrid

Detrás de la carpeta
Que la cara es el reflejo del alma se demuestra cuando delincuentes detenidos por la Policía y conducidos a comisaría o ante un tribunal se la tapan con lo que pueden. En esos momentos tienen la vergüenza que no tuvieron al cometer sus fechorías o, más bien, se protegen de los rostros acusadores de los demás.
Quieren ser delincuentes sin rostro, tener caras invisibles para que no se les conozca. La careta no les convierte en inocentes. El llamado monstruo de Amstetten acudió a la Audiencia Provincial de Sankt Pölten (Austria) con una carpeta azul ocultando su desagradable rostro. Los psiquiatras dicen que es un tipo narcisista y, tal vez, no quiera presentarse con un rostro desmejorado y envejecido. La cara le puede cambiar, pero el horror que lleva dentro no se puede borrar.
Antonio Nadal/ Zaragoza

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