Con negritas

Una gran fusión aérea y un retroceso en la competencia

El nuevo líder mundial de la aviación civil se llama UNITED AIRLINES, tiene una flota de casi 700 aparatos, vuela a 370 destinos y está en condiciones de transportar 144 millones de pasajeros al año. Es fruto de la fusión de la compañía de ese mismo nombre con CONTINENTAL, estadounidense también y que en el proceso se ha dejado, entre otras cosas, la marca. Como consecuencia de la operación, DELTA desciende al segundo puesto del ránking por volumen de tráfico y LUFTHANSA en el de ingresos.

El acuerdo ha sido limpio y rápido, lo que contrasta con las arduas negociaciones protagonizadas por BRITISH AIRWAYS e IBERIA durante casi dos años. No obstante, United y Continental ya intentaron unirse sin éxito en 2008, cuando la crisis económica empezaba a alborear, y tenían, por tanto, buena parte del camino desbrozado. Gracias a ello, al tiempo que se hacía pública la fusión, sus accionistas han podido conocer desde la siempre delicada ecuación de canje (55%-45%) hasta el reparto de altos cargos en la sociedad resultante.

La tendencia a la concentración empresarial en el ámbito de la aviación civil se ha acentuado notablemente en los últimos años, al calor de la subida del petróleo y de la caída de la demanda. Uno de los grandes hitos fue la compra de NORTWEST por Delta, que se convirtió en la número uno del sector, condición que ha perdido ahora a manos de la nueva United. El resultado de este fenómeno es que a día de hoy en Estados Unidos, por ejemplo, sólo cuatro grupos controlan el 70% del mercado doméstico, con grave riesgo para la competencia en materia de precios, que tanto han fomentado las low cost.

Tras la fusión entre United y Continental, cabe esperar que mueva ficha AMERICAN AIRLINES, firme partidaria de ahondar su alianza con British e Iberia, a pesar de las reticencias del Gobierno federal a la participación del capital extranjero en las compañías aéreas. De momento, sólo tienen el visto bueno del Departamento de Transportes para proceder a la explotación conjunta de sus rutas entre Europa y América del Norte. Las autoridades de Bruselas, que han recibido quejas de otros operadores, aún tienen que pronunciarse.

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