Con negritas

La despolitización de las cajas: del dicho al hecho

El acuerdo para poner orden de una vez por todas en las cajas de ahorros, fruto de la última reunión del presidente del Gobierno con RAJOY, arroja todavía más incertidumbres que certezas. Sobre el establecimiento de cuotas participativas con derechos políticos para recapitalizar las entidades existe un amplio consenso, aunque hay quien teme que sea un primer paso hacia su posterior privatización. Pero el objetivo de despolitizar un sector entreverado históricamente de intereses que interfieren en la gestión financiera pura y dura va a tropezar sin duda con obstáculos muy serios.

Suponiendo que la voluntad política de remover esos intereses sea sincera, RODRÍGUEZ ZAPATERO y el líder de la oposición tendrán que batirse el cobre a fondo en sus propios partidos y especialmente con quienes dentro de ellos disfrutan de poder territorial. Ni a JOSÉ ANTONIO GRIÑÁN en Andalucía, ni a ESPERANZA AGUIRRE en Madrid, ni a ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO en Galicia debe de agradarles la perspectiva de ser desposeídos de su capacidad de influencia sobre unas entidades de tanto potencial económico. Por no hablar de quienes temen perder no ya el huevo sino el fuero, como el president catalán, JOSÉ MONTILLA, contrario a que la reforma afecte a sus competencias. El acuerdo entre el presidente y Rajoy tiene, pues, altas posibilidades de encallar en la escollera de sus barones regionales, que han sido invitados reiteradamente a despolitizar por sí mismos las cajas y nunca han encontrado el momento de hacerlo.

El Banco de España, antes y durante el actual mandato de FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, y la CECA, sobre todo mientras QUINTÁS ha estado al frente de ella, llevan tiempo clamando en el desierto por un marco jurídico más profesional. Nadie, sin embargo, se ha atrevido de momento a ponerle el cascabel al gato y de ahí la sorpresa causada por el reciente descubrimiento de que para Rajoy el modelo a seguir es ahora La Caixa. Ese modelo, que explica en buena medida el éxito de la entidad catalana, número uno de España con bastante diferencia respecto de Caja Madrid, puede y seguramente debe ser una referencia, como sugiere el hecho de que su máximo responsable, ISIDRO FAINÉ, haya sido elegido presidente de la patronal de las cajas con los parabienes del Gobierno y del PP. Pero el cambio exige que los partidos den definitivamente un paso atrás y eso es harina de otro costal.

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