Con negritas

Un día clave para la batalla por el control de Cepyme

Si consigue imponer a su candidato en las elecciones de Cepyme, cosa harto probable, GERARDO DÍAZ FERRÁN erradicará uno de los pocos vestigios de la época de JOSÉ MARÍA CUEVAS que quedan en la patronal. Tras la abrupta defenestración del anterior secretario general de CEOE, JUAN JIMÉNEZ AGUILAR, a finales de septiembre de 2008, previo pago de una suculenta indemnización por despido de 1,9 millones de euros, la siguiente pieza a batir era JESÚS BÁRCENAS. Y, para cobrársela, Díaz Ferrán ha movido cielos y Tierra, aprovechando la capacidad de influencia de la que todavía disfruta en una organización históricamente tan presidencialista como la suya.

Conocedor de estas maniobras, Bárcenas se ha defendido con uñas y dientes en los últimos meses, para lo que le ha venido de perlas la interminable cadena de problemas económicos del grupo Marsans, cuya liquidación parece cada vez más inevitable. Con tal pretexto, ha exigido una y otra vez la dimisión de Díaz Ferrán, aunque no de puertas adentro, donde tenía todas las de perder, sino a través de los medios de comunicación, mejor predispuestos a escucharle. Ahora son más los empresarios que piden lo mismo, pero durante mucho tiempo Bárcenas transitó completamente solo por ese camino, convencido de que no tenía ninguna otra posibilidad de salvar su cabeza.

La apuesta no le ha salido bien y Díaz Ferrán, aunque lleno de costurones, ha llegado vivito y coleando a las elecciones de Cepyme, que se celebran hoy con dos candidatos irreconciliables a la presidencia. El aspirante es JESÚS TERCIADO, responsable de la territorial de Castilla y León, que tiene el apoyo del aparato de la CEOE y de sectoriales muy poderosas, como Confemetal, capitaneada por el veterano CARLOS PÉREZ DE BRICIO. En estas no ha gustado que se pusiera en peligro la unidad de acción de la patronal frente al Gobierno y los sindicatos, últimamente bastante precaria por culpa de las desavenencias entre Bárcenas y Díaz Ferrán. Terciado, en cambio, les garantiza una perfecta sintonía con la CEOE, quién sabe si porque alguien le ha hecho concebir esperanzas de que la puede presidir algún día.

Lo que va de ayer a hoy
Bárcenas ha enarbolado la bandera de la independencia para distinguirse de su rival en las elecciones de hoy. Según él, conviene que las pequeñas y medianas empresas tengan una voz propia en el concierto empresarial. Sin embargo, Barcenas no la reclamó cuando al frente de la CEOE había gente de su misma cordada. Cuevas y Jiménez Aguilar, que controlaron con mano de hierro la organización durante un cuarto de siglo, tampoco lo habrían permitido.

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