Con negritas

Las chispas de Iberdrola

La alarma que cundió el jueves en Iberdrola, al divulgarse la noticia de que un 3,78% de su capital estaba en manos de aún no se sabe quién, tuvo un punto de afectación difícil de entender en una compañía que es objeto de deseo desde hace tiempo. La convocatoria inmediata del comité antiopas, incluso en ausencia de IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN, que asistía en Suiza al Foro de Davos, contribuyó a instalar en el mercado la idea de que se avecinaba un inminente movimiento corporativo sobre la eléctrica y disparó su cotización, tan decaída últimamente.

Cuatro días después, persiste la incógnita acerca del origen de aquel episodio, que con toda seguridad seguirá dando mucho que hablar en las próximas semanas, pues no en vano tuvo como protagonista a una de las principales empresas españolas, bien situada además en el escenario europeo
de su sector.

Sólo una cosa parece cierta: que Natixis, el cuarto mayor banco de Francia, sólo por detrás de BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole, guarda una participación en Iberdrola de la que antes no existía la menor referencia.

Se da la circunstancia, sin embargo, de que Natixis actúa como banco custodio, es decir, que las acciones no son suyas, sino de un tercero interesado en mantenerse oculto, al menos de momento. Las sospechas sobre la identidad de ese desconocido se han centrado inicialmente en la estatal Electricité de France (EdF), cuya capitalización bursátil casi triplica a la de Iberdrola (127.000 millones frente a 46.000) y que en el tablero continental juega una intensa partida por el liderazgo energético.

Quienes dan crédito a esta posibilidad arguyen que el asalto a Iberdrola, si se consumara, le permitiría a EdF ganar varios cuerpos de ventaja a sus competidores, tanto si procede en solitario como si busca aliados en España para una operación de mayor envergadura. En tal caso, uno de los candidatos sería ACS, cuyo presidente, FLORENTINO PÉREZ, lleva meses intentando sin éxito una fusión de Iberdrola, donde controla más del 10%, y Unión Fenosa, de la que la constructora es socio mayoritario.

La aparición de EDF podría proporcionarle a Florentino Pérez la oportunidad que Sánchez Galán, arropado por el núcleo duro de Iberdrola, le viene negando sistemáticamente, aunque es dudoso que al sitiar esa plaza no encontrase resistencia.

De todas formas, cualquiera que sea el desenlace, lo ocurrido a finales de la semana pasada le ha venido de perillas a ACS, para la que el fuerte correctivo sufrido por el valor de la eléctrica española en la bolsa hasta el mismo jueves resultaba un elemento muy perturbador. La razón en sencilla: una parte de sus acciones en Iberdrola cubren los préstamos que pidió para comprarlas y, como han bajado tanto, Florentino Pérez estaba abocado a aportar nuevas garantías por un importe superior a los 240 millones, que por ahora
puede ahorrarse.

Así pues, lo único que parece claro en este culebrón es el quid prodest, porque salta a la vista quién es
su mayor beneficiario.

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