Con negritas

El increible fraude del bróker solitario

La historia dio la vuelta al mundo en pocas horas y será recordada durante años, igual que otros golpes legendarios como el robo al Banco de Inglaterra o el asalto al tren de Glasgow. JEROME KERVIEL, un bróker con sólo 31 años, realizó operaciones fraudulentas valoradas en 50.000 millones de euros por cuenta de Société Générale, que ya nunca podrá recuperar al menos un 10% de ese montante. La operativa no revistió demasiada espectacularidad (hoy hace falta poco más que un ordenador, algo de maña y ningún escrúpulo para poner en aprietos al sistema financiero), pero seguro que también acaba siendo pasto del cine, pues no en vano es de lejos el más cuantioso fraude del que se tienen noticias.

Kerviel sostiene que actuó en solitario y con el único fin de llamar la atención de los gerifaltes de su empresa, que no le guardaban la consideración que creía merecer ni le pagaban conforme a la habilidad para moverse a sus anchas por los mercados financieros que ha demostrado ahora. El hombre, a lo que se ve, no se arreglaba con los 100.000 euros anuales en número redondos que cobraba de Société Générale, y colocando aquí y allá el dinero que pasaba por sus manos confiaba en obtener una buena gratificación y subir de golpe varios peldaños en su carrera. Porque robar, lo que se dice robar, Kerviel no ha robado un duro; al menos, que se sepa.

Hasta ahí el relato de una ambición, que suele ser el motor de muchos pufos de este tipo que no trascienden a la opinión pública o que por su cuantía, infinitamente menor, apenas merecen un pequeño hueco en la página más escondida de la sección de economía de los periódicos. Pero lo que todavía no ha explicado nadie de manera convincente es cómo Kerviel pudo hacer lo que hizo sin ser detectado hasta que la cosa ya no tenía remedio. ¿A qué se dedicaba mientras tanto su supervisor? ¿Y el supervisor de su supervisor? ¿Y el director general? ¿Y el presidente?

Éste, DANIEL BOUTON, ante la magnitud del escándalo, tuvo un arranque de vergüenza torera y presentó su dimisión antes de anunciar a los medios la simpar burla de la que su banco (el segundo de Francia) había sido objeto. El consejo de administración, sin embargo, no se la aceptó; cosa que tampoco se entiende después del inconmensurable ridículo que ha hecho.

Más Noticias